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Caso de la Semana

Tengo una hermana que empezó a salir con un hombre que no comparte nuestra fe.... Ese hombre se ganó nuestra confianza, se presentó a mis padres y pidió la mano de mi hermana. Después nos enteramos de que estaba embarazada.

Tuvieron desacuerdos... y se suspendió la boda con las invitaciones ya entregadas. Siento rabia contra ese hombre. Nos engañó a todos.

Ahora mi hermana volvió con él como si nada hubiera pasado, y sigue viviendo con nosotros.... Ella sigue yendo a la iglesia, y por una extraña razón yo no quiero ir con ella.... No le digo nada a mi hermana porque terminaré gritándole, y no quiero afectar su embarazo.... Ayúdeme, por favor.

Consejo

Estimada amiga:

¡El solo hecho de leer su caso nos hace sentir la agitación de emociones en conflicto que está experimentando! Usted quiere proteger a como dé lugar el honor de su familia y la integridad de la fe y las convicciones que valora. Al mismo tiempo, ama fervientemente a su hermana y al bebé, y les desea lo mejor a pesar de que su hermana sigue tomando decisiones con las que usted no está de acuerdo. Usted intuye que el compañero de ella representa una amenaza contra todo lo que usted valora, pero está frustrada y enojada porque no hay nada que puede hacer para librar a su familia de esa amenaza.

A pesar de sus altibajos emocionales, usted ama a su hermana y al bebé lo suficiente como para evitar hablarle con palabras hirientes de la manera en que quisiera hacerlo respecto a las decisiones pasadas y futuras de ella. Eso comprueba que, por encima de todo, le está dando prioridad a lo que más le conviene a ella y al bebé. Es usted una hermana amorosa y cariñosa que tiene las mejores intenciones a pesar del enojo y la frustración que siente.

Usted admite que no comprende la razón por la que no quiere acompañar a su hermana cuando asiste a la iglesia. Eso probablemente se deba a que no quiere que nadie piense que usted aprueba las decisiones de su hermana. Usted tiene el ferviente deseo de demostrar que se mantiene fiel a sus propias convicciones y a su hermana al mismo tiempo. ¡Con razón que se siente tan agitada!

Gracias a Dios, es usted una seguidora de Cristo, así que tiene un recurso a su disposición que no tienen otras personas. Usted ha cultivado una estrecha relación con Aquel que comprende sus emociones en conflicto mejor que nadie. Se trata de Dios, nuestro Padre celestial, quien nos ama a todos y quiere protegernos de todo mal, pero que no interviene debido a que respeta nuestro libre albedrío. Tristemente Él nos observa cuando tomamos decisiones insensatas y luego sufrimos las consecuencias.

Pídale a Dios que la ayude a dejar de sentir la necesidad de proteger a su hermana, a su familia, y su fe. Entréguele todas sus preocupaciones y permita que sean sus manos divinas las que protejan lo que necesita protegerse. Pídale que le muestre su amor divino en cada circunstancia, y que le dé sabiduría para manejar sus emociones de manera saludable.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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