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Caso 603

He pecado. He tocado de manera indebida a mi hija de once años. Me siento muy arrepentido y ya no lo quiero hacer, pero me siento esclavo y no sé cómo dejar de hacerlo. Necesito ayuda porque ya mi mente divaga en tener relaciones íntimas con ella. He pensado en entregarme a la policía para no dañarla, incluso en mutilarme. ¡Ayúdenme! Me siento avergonzado y he avergonzado a Jesucristo.

Consejo

Estimado amigo:

Es muy serio su caso, así que le rogamos que siga nuestro consejo. Están en juego la salud y el bienestar futuros de su hija. Usted tiene el poder de arruinar la vida de ella, pero también tiene el poder de protegerla.

El que haya pensado en entregarse a la policía y hasta en mutilarse demuestra que usted reconoce lo peligrosos y desastrosos que son los pensamientos que está teniendo. Pero reconocer el peligro y estar arrepentido no bastan para proteger a su hija. El hecho de que admita que usted se siente esclavo de sus pensamientos y tentaciones quiere decir que ella sigue corriendo grave peligro.

Usted tiene que contarle a su esposa de inmediato y explicarle por qué no puede permanecer en casa con ella y con su hija. Aunque no dejará de ser responsable por ellas y amarlas, usted tiene que vivir en otro lugar y visitarlas únicamente cuando su esposa puede estar a su lado en todo momento.

Usted sabe que ha pecado contra Dios, y comprendemos que es probable que le haya dicho lo arrepentido que se siente. Pero aun así es necesario que le pida perdón por este pecado y por todos los demás pecados que usted haya cometido. Él está dispuesto a perdonar cualquier pecado, con tal que usted esté de veras arrepentido y dispuesto a vivir conforme a sus normas divinas en las Sagradas Escrituras.

Sin embargo, aunque el perdón de Dios le servirá de ayuda espiritual, Él espera que usted, a pesar de lo difícil que sea, se someta a un tratamiento médico para esas tentaciones peligrosas. Es que, si bien Dios no nos condena por nuestros pecados, sino que los perdona, Él no nos quita las consecuencias naturales de lo que hayamos hecho.

Usted tiene que afrontar esas consecuencias de su conducta. Si su esposa cree que lo que usted ha hecho merece recurso judicial, entonces ella pudiera denunciarlo a la policía. Y estaría actuando bien al hacerlo. Sin embargo, si ella cree que su hija no está consciente de lo que usted hizo, entonces su esposa debe insistir en que usted se someta a tratamiento de parte de un profesional que se especializa en ayudar a personas que tienen pensamientos pervertidos e incestuosos.

La responsabilidad primaria de su esposa es proteger a la hija. Es de suma importancia que las madres crean todo lo que les digan sus hijos e hijas acerca de cualquier clase de abuso y se conviertan en sus defensoras. Las mujeres que no defienden a sus hijos e hijas víctimas de abuso sexual llegan a ser tan culpables como los agresores.

La víctima en este caso no es usted sino su hija. Mantenga eso presente.

¡Haga lo debido!

Linda

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