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Caso 846

He vivido toda mi vida en un ambiente familiar marcado por la violencia verbal y física, lo que me ha llevado a dudar en iniciar mi propia familia....

Recuerdo que, a los cuatro años, mi madre me golpeaba, y esos castigos me dejaron heridas profundas que me han llevado a tener ciertas adicciones no químicas que alivian mi dolor.

Reconozco que necesito ayuda....

A veces quisiera irme lejos y rehacer mi vida, pero temo por mi padre. No quiero dejarlo solo con mi madre... que es muy abusiva con él.... No me perdonaría si algo sucediera y yo no estuviera ahí para evitarlo.

Consejo

Estimado amigo:

Hay que tener valor para reconocer el dolor y las adicciones, y lo felicitamos por hacerlo. El contarnos su caso es un primer paso valiente que está dando, y tenemos la confianza de que tendrá ese mismo valor para dar los pasos que siguen.

El haber sufrido abuso emocional, verbal y físico ha hecho que su cerebro se altere químicamente. Usted se ha visto obligado a gastar toda su energía sólo para sobrevivir en su desafiante entorno familiar, y eso ha dado como resultado que su cerebro se mantenga en un constante estado de «luchar o huir». Las sustancias químicas en su cerebro que hacen que siempre esté listo para luchar o huir son beneficiosas, pero esas sustancias en exceso pueden hacerle daño. Usted mismo se ha impuesto las adicciones que tiene con el fin de tratar de contrarrestar ese daño.

Usted admite que necesita ayuda, así que ¡búsquela hoy mismo! Haga una cita con un médico y pídale que lo refiera a un profesional que tenga experiencia en el tratamiento de casos de trauma constante. Ese profesional puede ayudarle a considerar todas las opciones que usted tenga en cuanto a sus condiciones de vida.

Lo respetamos y admiramos por querer proteger a su padre. Pero creemos que usted está atrapado en un círculo vicioso de abuso, y eso le impide reconocer con claridad todas las opciones que tiene. Necesita a un profesional que lo ayude a escapar de ese círculo.

Dios no planeó que usted creciera en semejante caos. Él quiere estar cerca de usted y de todos los que hemos tenido infancias traumáticas y una ausencia total de estabilidad. Él comprende nuestras debilidades y quiere sanarnos. El apóstol Juan declaró que «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él».1

Ese Hijo de Dios es Jesucristo, quien sacrificó su vida en una cruz por usted y por mí. No tenemos que purificarnos nosotros mismos y luego pedirle a Dios que nos perdone. Podemos más bien pedirle perdón y luego permitir que Él nos muestre cómo es que necesitamos cambiar. Él está esperando que usted se lo pida en oración ahora mismo. Él es su Padre amoroso que anhela acompañarlo todos los días de su vida.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Jn 3:17 (NVI)

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