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Caso 526

Soy una mujer casada desde hace veintinueve años.... Hace tres años, una mujer le mintió a mi esposo y le dijo que yo tenía amores con el novio de ella. Desde entonces él me maltrata y es un abusador verbal....

Yo siento que no lo quiero, y deseo que él se vaya, pero él no se va. Dice que me quiere, pero me hace la vida imposible.... También consultó a una bruja que le dijo que yo sí le fui infiel, pero yo nunca ni un beso le he dado a otro hombre. ¡Estoy muy triste y muy desesperada!

Consejo

Estimada amiga:

Lamentamos que esté tan triste y desesperada. Usted siente que es víctima de maltrato y de abuso verbal de parte de su esposo, y él siente que es víctima de engaño de parte de usted. Como resultado, ya ninguno de los dos confía en el otro, y su vida juntos es conflictiva e infeliz.

Ustedes son ejemplo de un conflicto que es casi imposible resolver sin la ayuda de un terapeuta profesional. Debido a que su esposo confía en la otra mujer y en la bruja más que en usted, es dudoso que usted pueda llegar a convencerlo de su inocencia sin la intervención de una tercera persona imparcial. Y es probable que el abuso verbal de él se haya convertido en un hábito que no le será fácil superar sin ayuda profesional.

Consciente de que muchos adivinos y brujos tienen fines lucrativos, el apóstol Pedro enseñó: «Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.»1 San Pedro nos advirtió que el diablo está presente en este mundo y que siempre anda en busca de alguien a quien pueda destruir. El diablo, conocido también como Satanás, se vale de personas, incluso brujos, para destruir a otros. Cuando su esposo consultó a una bruja, introdujo en su hogar el malvado plan del diablo. Satanás desea acabar con su matrimonio y su felicidad.

Sin embargo, el apóstol Santiago nos dio el antídoto para las artimañas del diablo. Dijo: «Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.»2 Santiago nos estaba diciendo claramente que es Dios quien tiene poder sobre el diablo, y que Dios está dispuesto a ayudarnos cuando nos sometemos a su divina voluntad.

Casi todo el mundo clama a Dios cuando está pasando por una prueba, pero no es esa la sumisión que nos aconseja practicar Santiago. Para someternos, tenemos primero que creer que Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros. Es más, nos ama al extremo de haber estado dispuesto a permitir que su Hijo Jesucristo fuera el sacrificio que pagara por nuestros pecados. Debido a lo que Cristo hizo por nosotros al morir en la cruz, Dios nos perdona cuando nos arrepentimos de todos nuestros pecados. Entonces, una vez que hemos recibido el perdón, podemos confiar en Dios y pedirle que tome control de nuestra vida y de nuestras decisiones. El permitir que Dios tome control no elimina las consecuencias naturales de lo que ya hayamos hecho, pero sí hace posible que resistamos al diablo y toda la destrucción que ha planeado para nosotros.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 1P 5:8,9
2 Stg 4:7

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