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Caso 414

Soy una mujer casada con un buen hombre trabajador y esforzado. Tenemos un niño, y hace cuatro años decidimos vivir cerca de su mamá. Pero ahora, por [motivo] de educación y trabajo, decidimos vivir en otro lugar de la ciudad, y su mamá y su hermana le dicen que yo lo estoy separando de ellas para que él no les ayude económicamente. Me siento muy mal por esta situación, y quisiera que ella entendiera que no lo estoy alejando, [sino] simplemente que como familia tomamos decisiones.

Mi suegra es una mujer que nunca me ha querido. Yo, por respeto a mi esposo, he procurado quedarme callada y no decir nada, pero no me parece justo lo que hace. Le pido a Dios que me ayude y me dé sabiduría para jamás guardar rencor en mi corazón, pero sinceramente no sé si lo mejor sea no volver a hablarle y evitar cualquier tipo de relación.

Consejo

Estimada amiga:

Sentimos este problema con su suegra y su cuñada. Lamentablemente, lo que usted describe es muy común. Al parecer, en especial a las madres les cuesta trabajo comprender que no deben entrometerse en la vida de sus hijos adultos. Muchas madres tienen expectativas que no son razonables ni bíblicas.

Jesucristo enseñó: «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.»1 Cristo estaba citando la historia de la creación que se encuentra al principio de la Biblia.2 Desde el tiempo de la creación, la relación matrimonial se diseñó para que tuviera prioridad sobre la relación de padres e hijos. Cristo no dijo solamente que los dos llegarían a ser un solo cuerpo; también dijo que el hombre dejaría a su padre y a su madre.

Las madres que no aceptan que sus hijos van a dejarlas son madres infelices. Luchan y manipulan y hasta engañan a fin de conseguir que sus hijos hagan lo que ellas desean. Hacen que sus hijos se sientan culpables, amenazan con hacerse daño, y recurren a cualquier otra maniobra para salirse con la suya.

Entonces, ¿qué puede hacer usted? Es poco realista pensar que puede romper por completo la relación con su suegra y su cuñada. En la mayoría de los casos, el hacer eso convertiría a su esposo en mediador entre ellas y usted. Por eso es mejor que permita que su esposo resuelva sus propios problemas con la mamá, sin que usted interfiera. Si él decide mantenerse alejado de ella, entonces el problema suyo se resolverá en parte, pero tenga cuidado de no tratar de influir en esa decisión.

Cuando tenga que estar en presencia de su suegra y su cuñada, lo mejor que puede hacer es guardar silencio y dejar que los conflictos con ellas los tengan otras personas. Lo que digan acerca de usted no importa si no es verdad. Y no importa que traten de engañarla y manipularla; simplemente páselo por alto. Manténgase cerca de su esposo para que él pueda responder por usted si comienzan a acusarla o a hablarle con rudeza. Si él no la defiende, entonces tendrá que comprender que usted no volverá a acompañarlo cuando visite a la madre.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 19:5; Mr 10:7,8; Ef 5:31
2 Gn 2:24

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