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Caso 110

Hace un año [mi esposo] abandonó el hogar por otra mujer.... No le [importaron] los veintinueve años de matrimonio que teníamos juntos, ni los hijos ni el nieto.... Vivimos veinte años al lado de mi suegra en un rancho de madera para ahorrar para tener un futuro mejor, y ahora es otra la que está disfrutando de todos mis sacrificios y mis sueños. ¿Acaso eso es justo?

Creo que no lo merezco. Yo sacrifiqué todo por mi familia. Nunca estudié una carrera, no realicé mis sueños, entregué mi vida en mi hogar, y ahora me siento vacía, como si nada valiera la pena en esta vida, porque [los hombres] son tan egoístas y no piensan en todo el dolor que causan en la familia.

Consejo

Estimada amiga:

¡Lamentamos mucho la agonía que usted ha estado sufriendo! Pero le aseguramos que usted no es la única que sufre por eso. Tristemente hay muchas mujeres que oirán su caso y se identificarán plenamente con usted por haberlo experimentado ellas mismas. Por supuesto, también hay hombres que han sido traicionados por la esposa, pero eso sucede con menos frecuencia.

¿Por qué será que hay tantos cónyuges egoístas que causan dolor a la familia? Desde luego, cada caso es algo diferente, pero la respuesta que se aplica a todos los casos proviene de las palabras de Jesucristo. Él dijo: «Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios.»1 Según esas palabras de Jesús, la tendencia a pecar y a hacerlo de tal modo que hiere a los demás es parte de la naturaleza humana.

Entonces ¿por qué hay hombres que no cometen adulterio? ¿Por qué aman algunos hombres a su esposa «hasta que la muerte los separa», mientras que otros la engañan una o muchas veces? ¿Por qué roban algunas personas, mientras que otras son generosas, repartiendo sus bienes entre los necesitados? ¿Por qué mienten algunos, mientras que otros dicen la verdad hasta cuando es difícil hacerlo? Porque Dios nos creó con libre albedrío, es decir, con la capacidad de escoger entre el bien y el mal, ayudar o perjudicar, amar o rechazar a los demás. Los psicólogos pudieran alegar que la respuesta consiste en que cada persona procede conforme a una combinación de su herencia genética y su medio ambiente. La herencia proviene del ADN, o de los genes, de la persona, que le han transmitido sus padres biológicos. El medio ambiente abarca todas las experiencias de su vida. Sin embargo, si bien la herencia genética y el medio ambiente tienen mucho que ver con que una persona opte por hacer el bien o el mal, el Espíritu de Dios siempre está presente, motivando a que se tomen buenas decisiones a pesar de ambientes inapropiados y de una herencia genética inclinada al mal.

Ahora bien, una pregunta más importante es: ¿Cómo puede usted sobrevivir a este trauma? Le rogamos que comience por consultar a un médico. La desesperación y el vacío que siente pudieran ser señales de una depresión clínica. Cualquiera se sentiría deprimido en su situación, pero es posible que su depresión natural se haya convertido en una grave enfermedad que requiere del cuidado de un profesional.

El enojo y la indignación que usted siente se justifican. Fue injusto que su esposo le hiciera esto. Usted no merece el trato que ha recibido. Sin embargo, en vez de dejar que su enojo la convierta en una mujer amargada, usted ahora tiene que dejar que esa indignación la motive a cambiar su vida. Usted tiene hijos y un nieto que la necesitan y que están aprendiendo del ejemplo que usted les da.

Ahora más que nunca usted necesita a Alguien en quien pueda apoyarse y a Alguien en quien pueda confiar. La animamos a que cultive una relación personal con Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia. Puede cobrar valor y confianza mediante la comunicación con su Padre celestial.

¡Le deseamos un porvenir dichoso!

Linda y Carlos Rey
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1 Mr 7:21

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