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Caso 704

Siendo divorciado, me casé con una mujer viuda, con dos hijos que acepté como si fueran míos.... Ella había sido maltratada por su madre y su antiguo esposo, y ese maltrato lo repitió con sus hijos.... También a mí comenzó a tratarme como si yo fuera su tercer hijo, hasta el punto de llegar al maltrato físico y verbal....

Siempre me amenazaba que se iba a ir de la casa, y lo hizo finalmente llevándose todo.... Se fue junto con sus hijos.

A pesar de todo, la sigo amando. Pero ella dice sentirse bien estando sola y que no necesita ningún hombre a su lado. ¿Qué debo hacer? ... Traté de comprenderla, pero no fue suficiente.... Realmente nunca le di motivos para que actuara así.

Consejo

Estimado amigo:

Muchas personas no están al tanto de casos de mujeres que maltratan al esposo, así que el caso suyo pudiera llevarlas a preguntarse si usted está contándonos acertadamente todo lo que sucedió. Bien pudieran pensar que los hombres siempre son más grandes y más fuertes que las mujeres, o que usted está exagerando la seriedad de lo ocurrido. Sin embargo, para lograr nuestro objetivo vamos a dar por sentado que todo lo que nos está contando es acertado.

Siempre les aconsejamos a quienes nos consultan que tomen medidas para protegerse, sea quien sea la persona que les causa peligro. No sabemos si el comportamiento abusivo de su esposa pudo haber sido potencialmente letal; pero, de ser así, el hecho de que ella se fue pudo haberle salvado a usted la vida.

Cuando a un hombre lo maltrata físicamente una mujer, él tiene que esforzarse por practicar el dominio propio. Si contraataca, cualquiera, por lo general, supondrá que él es el agresor. Pero si no se defiende, pudiera sufrir heridas. Si sujeta con fuerza a la mujer a fin de protegerse, bien pudiera causarle moretones que darían la impresión de que él es el agresor.

Cuando yo era niña, vi a mi mamá, que era una mujer pequeña, atacar a mi papá, que era mucho más grande que ella, en ocasiones en que los dos estaban ebrios. Ella se volvía muy agresiva, mientras que él sólo quería dormirse. Los efectos del alcohol anulaban del todo el hecho de que él era mucho más grande y fuerte. Afortunadamente, ella nunca llegó a herirlo de gravedad, pero sí se divorciaron cuando yo tenía diez años.

Usted pregunta qué debe hacer ahora. Basados en los principios bíblicos que sostenemos, preferimos aconsejarle lo que no debe hacer. No suponga que su esposa se ha ido para siempre. Y ni siquiera considere tener relaciones sentimentales con otras mujeres. Recuerde que prometió serle fiel a su esposa, y a no ser o hasta que ella se divorcie de usted, esos votos siguen vigentes.

En vez de rumiar sobre sus propios problemas, entréguele su situación a Dios y pídale que lo guíe en esta nueva etapa de su vida. Permita que su amor divino lo colme y le dé un nuevo propósito en la vida.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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