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Caso 296

Tengo once años de noviazgo y tenemos planes de casarnos el año próximo. Pero en estos últimos meses, desde que formalizamos la relación, hemos tenido un problema, y es que mi novio es muy dedicado a su trabajo y no me dedica tiempo a pesar de que tenemos un día seleccionado para nosotros. Yo me molesto mucho porque lo que estoy viendo es que si ahora que somos novios no respeta nuestro tiempo, ¿qué será cuando nos casemos? ... No quiero casarme con este problema.

Consejo

Estimada amiga:

Es prudente de su parte resolver este problema ahora en vez de esperar hasta que sea demasiado tarde. Muchas mujeres imprudentemente aceptan condiciones que no les gustan, convenciéndose de que su situación mejorará una vez que se casen, pero usted tiene razón al llegar a la conclusión de que es probable que sea peor después de la boda. Muchas mujeres nos consultarían sobre cómo lograr que su novio cambie, pero usted comprende que no se puede cambiar a un hombre que no está dispuesto a cambiar.

El hecho de que ya llevan once años de noviazgo sin casarse es una señal de peligro muy grande de que algo anda mal. Sin embargo, el único conflicto que usted menciona es el tiempo que él le dedica al trabajo, así que limitaremos nuestro consejo a ese problema.

No sabemos si su novio trabaja tantas horas porque necesita el dinero, o si está tratando de lograr ascensos en su profesión, o si está dedicado a algún tipo de trabajo social que no ha de llevarse a cabo si él no lo hace. Pero cualesquiera que sean las razones que él tenga, es obvio que usted no cree que basten para justificar la cantidad de horas que él invierte trabajando. Ese es un desacuerdo que se extiende mucho más allá del tiempo que ustedes pasan juntos. ¿Tienen ustedes las mismas prioridades? ¿Tienen los mismos valores? ¿Tienen metas en común que se han propuesto alcanzar trabajando juntos? Esas son preguntas que exigen respuestas de inmediato.

El dilema suyo no consiste en saber cuál es la decisión correcta. Sólo usted puede decidir si está dispuesta a aceptar a este hombre tal como es, lo cual significa cambiar lo que espera de él en el futuro.

Nuestra norma de conducta correcta es la Biblia, pero cuando una situación no consta de opciones correctas o incorrectas, necesitamos la dirección que recibimos cuando disfrutamos de una relación personal con Dios. El primer paso que hay que dar para cultivar esa relación es pedirle a su Hijo Jesucristo que sea nuestro Salvador, pero ese sólo es el principio. Para conocer a Dios de modo que recibamos su dirección en situaciones y decisiones difíciles, debemos orar y leer la Biblia con regularidad. La oración es cuando hablamos con Dios, y la lectura de la Biblia es cuando Dios nos habla. Le recomendamos que haga ambas cosas todos los días y que le pida a Dios que la guíe en esta difícil decisión que usted tiene que tomar.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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