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Caso 180

Estoy con un hombre [que] me lleva trece años.... Tenemos tres hijos que ahora presentan señales de abuso, ya que él es una persona muy agresiva.... [A mí también] me ha pegado.... No se quiere casar conmigo... y no debiéramos estar juntos; pero me duele dejarlo, y no sé qué hacer.

¡Me siento desesperada!... Toda la gente que nos conoce me dice que lo deje.... Quiero su consejo, por favor.

Consejo

Estimada amiga:

¿Sabía usted que miles de mujeres se encuentran en una situación idéntica a la suya? A todas ustedes les decimos: Es peligroso quedarse con un hombre que les pega. Tal vez usted esté dispuesta a arriesgar su propia vida, pero ¿de veras está dispuesta a arriesgar la vida de sus hijos? Es más probable que los niños que se crían en un hogar donde hay violencia física se conviertan en agresores ellos mismos, o que se casen con agresores. También es más probable que cometan actos delictivos, y la mayoría de ellos tendrán problemas emocionales que los afectarán incluso en su edad adulta. ¿Es eso lo que usted desea para sus hijos?

El abuso físico por parte de la pareja es tan común que pudiera parecer normal, sobre todo a quienes viven en un hogar en el que hay tal violencia. Sin embargo, no es normal. No es algo a lo que debe usted acostumbrarse o debe soportar. Los hombres que les pegan a su esposa y a sus hijos casi nunca dejan de hacerlo a no ser que participen en un extenso programa diseñado especialmente para rehabilitarlos. La mayoría de ellos no están dispuestos a participar mientras su esposa o novia siga sometiéndose a su abuso. Y la mayoría no acepta pedir ayuda si su mujer mantiene ocultos los moretones en el cuerpo debido a la vergüenza que siente. El silencio del agresor y de su víctima mantienen oculto el secreto familiar. Y los vecinos, que sin querer oyen el sonido de la violencia, se dan vuelta y se portan como si no oyeran nada.

Le animamos a que busque hoy mismo un lugar seguro donde usted y sus hijos estén a salvo. Válgase de cualquier protección legal que las leyes de su país le ofrezcan, y pida la ayuda económica que les corresponde a sus hijos de parte del papá de ellos.

Hay algunos hombres (y algunas mujeres) que no se vuelven agresores sino hasta después de muchos años, pero la gran mayoría de agresores muestran evidencias de ese tipo de conducta dominante en su adolescencia o antes de cumplir los treinta años. Tal vez se manifieste en berrinches, falta de dominio propio e intimidación física. Esas son señales de peligro. Para quienes estén considerando cultivar una relación con tal persona, ¡aléjense a toda prisa de él o de ella como posible cónyuge, o siquiera para hacerse novios! No justifiquen esa conducta ni le crean cuando diga que nunca más volverá a hacerlo. Y si hay de por medio el consumo de drogas o de alcohol, la situación es aún más peligrosa.

Su Padre celestial los ama mucho a usted y a sus hijos. Si confía en Él y le pide su dirección, Él le ayudará a hacer lo que más les conviene a todos. Pero no tarde en hacerlo, ya que es posible que su vida y la de sus hijos dependa de que lo haga.

Le deseamos lo mejor,

Linda y Carlos Rey

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