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Caso 331

De nuestro matrimonio tenemos dos hijos, un varón de diecinueve años y una nena de siete años. Mi hijo llegó a casa [borracho]. Le serví la comida, y comenzó a comer con las manos. Le llamé la atención, a lo cual él reaccionó mal, a tal punto de querer agredirme. Mi esposo le dijo que se portara bien.... Al escuchar esto, [mi hijo] llegó a alzarnos la mano a los dos. Mi nena se asustó y corrió a llamar a mi hermana. No sé qué hacer ni qué medidas tomar.

Consejo

Estimada amiga:

Cuando uno dedica su vida a cuidar a un niño, lo último que se imagina es que ese niño se vuelva en su contra. Aun ahora que su hijo es adulto, su instinto materno la impulsa a protegerlo de las consecuencias negativas, y sin embargo, de hacerlo así, pondrá en peligro a toda su familia. Si su hijo no sufre ninguna consecuencia a causa de lo que hizo, lo hará una y otra vez, con un comportamiento cada vez peor. Ha demostrado claramente que planea tener el poder en la casa y hacer lo que le plazca.

El hecho de que él haya estado borracho no cambia nada en absoluto. Cuando él optó por beber, también optó por pagar cualquier consecuencia que resultara de su comportamiento bajo la influencia del alcohol. A pesar de que sea tierno y bondadoso cuando no está borracho y que pida perdón repetidas veces después de haber bebido, y a pesar de que a usted le quebrante el corazón la dirección que la vida de él está tomando, usted debe tomar medidas rápidas y decisivas.

Decida con su esposo cuál de los siguientes pasos han de tomar. Es muy importante que los dos estén de acuerdo; de lo contrario, el dar cualquiera de estos pasos sólo complicará la situación. Cuando los padres amenazan con consecuencias que luego no aplican, les enseñan a sus hijos (tanto a los pequeños como a los mayores de edad) que sus amenazas no son serias.

Cuando su hijo está sobrio, usted y su esposo deben darle un ultimátum. No permitirán que viva en su casa (ni correrán con sus gastos) si él opta por volver otra vez a casa borracho. Es evidente que él pierde el dominio propio cuando bebe, y ustedes no permitirán esa influencia en la vida de su hija, ni se expondrán a vivir atemorizados de que él llegue a hacerle daño físico a alguien en la casa.

Cuando le comuniquen la decisión que han tomado, estén preparados para dar los siguientes pasos. Formulen un plan de acción que incluya el empacar las pertenencias de él, cambiar las cerraduras de la casa para que no pueda entrar, y estar listos para llamar a las autoridades si trata de entrar por la fuerza. Su hijo los aborrecerá por ahora, pero en el futuro reconocerá que ustedes hicieron lo correcto.

A nosotros nos tocó una vez sacar de la casa a uno de nuestros hijos, no por haber estado él bebiendo sino por negarse a obedecer las reglas establecidas. Durante algún tiempo no tuvo hogar y fue muy difícil estar al tanto de su vida sin hacer nada al respecto, pero ahora él es un padre maravilloso y todo un profesional que nos ama y nos respeta.

Usted y su esposo necesitan la sabiduría y la fortaleza que Dios puede darles para afrontar esta situación. Les recomendamos que oren juntos, contándole a Dios todas sus frustraciones y temores. También díganle que están arrepentidos de sus pecados y que aceptan el perdón que Él les ofrece en el nombre de su Hijo Jesucristo. Pídanle a Dios que forme parte integral de su hogar y que les ayude a proceder con amor y con fuerza de carácter.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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