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Caso 872

Siendo hijo de pastores, predicador y líder de jóvenes y de alabanza con nueve años de matrimonio y una hija de cinco años, dejé mi vida de oración. Todo comenzó cuando mi esposa dejó de prestarme atención. Debido a su trabajo, a la escuela y al cuidado de nuestra hija, dejó de arreglarse para mí. Al momento de querer tener intimidad, siempre ponía excusas.

A pesar de que sé que me ama, hace casi dos años comencé una relación con otra mujer, pero ¡estoy muriendo por dentro!

Consejo

Estimado amigo:

Nos alegra que haya especificado todos los roles que desempeña en la iglesia. Eso demuestra que está plenamente consciente de que está viviendo una mentira, tanto ante los que asisten a su iglesia como ante su familia. ¡Con razón que siente que se está muriendo por dentro! El vivir una mentira produce mucho estrés.

Las consecuencias son severas para cualquiera que lleva una doble vida, pero son especialmente graves para el que es líder en una iglesia. Las decisiones que usted ha tomado lo han descalificado para seguir sirviendo allí. Eso quiere decir que usted debe renunciar de inmediato (hoy o mañana) a todas las responsabilidades que tiene en la iglesia y confesarle su pecado al pastor principal, no porque él pueda perdonarlo sino porque es su líder espiritual.

Su pastor principal decidirá cómo proceder. Determinará cuánto debe informársele a la iglesia, y si usted podrá seguir asistiendo mientras se somete a un período de restauración. (Por supuesto, si usted no está dispuesto a ponerle fin a la relación con la otra mujer, entonces no cumplirá con los requisitos para ser restaurado.)

Lo que usted ha hecho puede llegar a ser la causa de que algunas personas dejen de seguir a Cristo. Pensarán en que usted, como líder de ellos, fingió tener una relación estrecha con Dios a la vez que mentía y cometía adulterio. Algunos creerán que todos los líderes espirituales son hipócritas, igual que usted. Y a su esposa le resultará más difícil que a cualquier otra persona soportar esa situación.

Si bien usted admite que dejó de comunicarse con Dios, también especifica todas las cosas que su esposa hizo, o dejó de hacer, que lo llevaron a interesarse en otra mujer. Si usted hubiera estado siguiendo a Dios de cerca, como fingía estarlo, habría reconocido que hay maneras mucho más eficaces para afrontar semejantes problemas matrimoniales. Dios podría haberle dado la sabiduría necesaria, pero usted decidió ignorarlo por completo.

Su esposa puede optar por perdonarlo y darle otra oportunidad, pero ella en definitiva no está obligada a hacerlo. La Biblia justifica el divorcio cuando hay adulterio de por medio, tal como el que usted ha cometido. De modo que le instamos a que no trate de culparla a ella de nada, sino más bien de asumir plenamente la responsabilidad de haber traicionado a Dios como también de haberla traicionado a ella.

La buena noticia es que Dios ha prometido perdonarlo si usted le confiesa sus pecados y hace lo correcto. Su Hijo Jesucristo pagó el castigo por el pecado que usted ha cometido cuando Él murió en la cruz del Calvario.1 Gracias a Dios, Él le dará una nueva oportunidad aun cuando nadie más lo haga.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Jn 3:16; 1Jn 1:9

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