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Caso 581

Soy un joven casado, de veintisiete años.... Hace meses perdí a mi esposa por toma de malas decisiones y malas actitudes mías.... Tenemos un hijo de tres años, y... siempre he querido darle un hogar. Pero en este momento no tengo ninguna comunicación con la mamá del niño.

Pido en oración, primero, que Dios me perdone por todos mis errores, y también que restaure nuestro hogar. Hay días en que decaigo en la fe, ya que noto que ella sigue su vida normal, pues vive en casa de sus padres y ha decidido tomarse un tiempo.

Consejo

Estimado amigo:

Nos alegramos de que reconozca que ha tomado malas decisiones y de que esté consciente de sus malas actitudes. Sin embargo, esa información no basta para saber qué consejo darle.

A mi manera de ver, una mala decisión consiste en optar por salir a la calle sin un abrigo cuando está haciendo frío. Como consecuencia, siento frío todo el día, pero no perjudico a nadie por haber tomado esa decisión.

Otra mala decisión pudiera ser tratar de cargar demasiada agua en un balde grande. Como resultado, el agua pudiera derramarse, haciéndome perder tiempo secando el piso. Con esa mala decisión tampoco perjudico a nadie.

A diferencia de las malas decisiones, los errores, que por lo general son parecidos, con frecuencia son accidentales. Por ejemplo, cometería un error si contara mi dinero y luego no tuviera suficiente para pagar la compra, o si se me olvidara cerrar la ventana, y la lluvia lo mojara todo.

Sin embargo, las malas decisiones y los errores no son lo mismo que el pecado. Pecamos cuando hacemos algo que quebranta la ley de Dios. Los Diez Mandamientos son la guía principal de Dios para lo que se considera pecado.

¿Le mintió usted a su esposa? ¿La hirió físicamente? ¿Cometió adulterio? De ser así, no solamente la engañó, sino que también pecó contra Dios. Si está de veras arrepentido y le pide a Dios que lo perdone, Él lo limpiará de ese pecado. Pero cuando pecamos contra una persona, no es así de fácil.

Si usted pecó contra su esposa, quebrantó la confianza que había entre los dos. Y cuando ya no se puede confiar en el cónyuge, toma mucho tiempo restablecer esa confianza. No basta con arrepentirse y decir que lo siente. Es casi como tener que volver al principio y comenzar a cultivar la relación de nuevo.

No obstante, a no ser que haya sido culpable de abuso, usted tiene el derecho legal de ver a su hijo. Si su esposa se niega a concedérselo, es posible que haga falta que busque ayuda jurídica de parte de una agencia del gobierno. De cualquier manera, cuando usted se comunique con su esposa acerca de su hijo, asegúrese de hacerlo con una buena actitud, pase lo que pase, y de no enojarse. Trátela y respétela como si la estuviera conociendo por primera vez. Demuéstrele mediante su conducta que usted se está esforzando por ser una persona digna de su confianza.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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