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Caso 433

Tengo una novia hace casi un año, pero ella tiene un pasado muy duro que me atormenta. La amo, pero muy a menudo recuerdo lo que hizo. Ella fue amante de un hombre mucho mayor, del cual tiene una hija. Además, tiene dos hijas de un señor que falleció.... ¡Por favor, necesito un consejo!

Consejo

Estimado amigo:

Es muy prudente de su parte reconocer y examinar las dudas que tiene. Muchos tienen dudas, pero sus emociones prevalecen sobre esas dudas y hacen que se nieguen a reconocer las señales de advertencia hasta que ya es demasiado tarde.

Usted menciona específicamente la manera como lo atormenta el pasado de su novia, y que con mucha frecuencia recuerda lo que ella hizo. ¿Es porque ella tuvo dos relaciones sexuales a largo plazo sin estar casada? ¿O es porque ella pudo haber tenido relaciones sexuales con otros hombres además de los padres de esas hijas? ¿O cree usted que ella tomó muy malas decisiones en el pasado, y que eso quiere decir que pudiera seguir tomando malas decisiones en el futuro?

Usted pide un consejo, así que el primer consejo, que es el más importante, es que no tenga relaciones sexuales con su novia. Ella tiene tres hijas que sirven de recuerdo permanente de lo que ocurre cuando dos personas tienen una relación sexual. Para eso la única protección que basta es la abstinencia. De lo contrario, pronto habrá un cuarto hijo, y usted se encontrará cuidando de todos ellos.

¿Cómo se siente respecto a las hijas de su novia? ¿Ha llegado a amarlas? ¿Puede tratarlas como si fueran suyas, igual que como lo haría con un hijo que tenga en el futuro? Si la respuesta es negativa, o si no está seguro, entonces debe romper con su novia de inmediato. Las hijas de ella necesitan un padrastro que las ame sin reserva y quiera invertir en su futuro. Ninguna persona que tenga hijos debe jamás considerar una relación con alguien que no los ame ni los acepte sin reserva.

Cuando su conciencia sigue advirtiéndole acerca de algo, le conviene mucho hacerle caso. Dios nos dio a todos una conciencia para protegernos de cualquier perjuicio o peligro. Tal vez usted no comprenda perfectamente cuál pudiera ser ese peligro, pero de todos modos le conviene hacerle caso a su conciencia.

¿Sabía que todos hemos hecho cosas malas? Todos hemos pecado. Ninguno de nosotros es perfecto.1 Es precisamente por eso que Dios envió a su Hijo Jesucristo para pagar el castigo por nuestros pecados.2 Gracias a Cristo, podemos ser perdonados sin que importe lo que hayamos hecho. Pero tenemos que tomar la decisión de pedirle que nos perdone. Con su perdón, podemos olvidar nuestro pasado,3 pero aún así tendremos que afrontar las consecuencias naturales de nuestra conducta.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Sal 14:3; 53:3; Ro 3:10,12,23
2 1P 3:18
3 1Jn 1:9

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