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Caso 255

Tengo veinte años. Cuando tenía diecisiete años, quedé embarazada de mi primer novio y aborté. Entré en una profunda depresión, reprochándome por mi falta de moral y mi cobardía. Un año después... pedí perdón a Dios, a mi bebé, a mi ex novio, a su madre y a la mía, y me perdoné [a mí misma]. Pero aún sueño con mi bebé, lo imagino a mi lado, pienso en cómo sería hoy... le hablo a mi bebé y le escribo. ¿Eso significa que no me he perdonado aún?

Consejo

Estimada amiga:

Nos alegra que nos haya contado su caso. Miles de jovencitas han tomado las mismas malas decisiones que tomó usted, y lamentablemente, muchas de ellas, como usted, ahora sufren como resultado de esas decisiones. El habernos contado su caso bien pudiera influir en alguna joven que usted jamás llegue a conocer. Quizá lo que usted ha experimentado la ayude a ella a decidir no correr el riesgo de tener relaciones sexuales con el novio, o tal vez alguna joven que ya está embarazada decida tener al bebé y quedarse con él o permita que lo críe una amorosa familia adoptiva.

También nos alegra que usted haya recibido el perdón de Dios y el de sus familiares. Ese primer paso es importante. El perdón de ellos significa que usted no tiene que seguir pidiendo perdón. La han perdonado, y punto. Además del perdón, Dios le ofrece paz y fortaleza para afrontar el futuro. Hable con Él mediante la oración cuando la atormenten esos pensamientos. Confíe en Él y en la dirección que le dará para un futuro mejor.

Sin embargo, tal como usted misma ha dado a entender, una cosa es recibir el perdón, y otra es poder olvidarlo todo. Le será tan difícil olvidar a su bebé como le sería olvidar a cualquier otro niño de su familia. Su bebé vivió y murió, y desde luego que usted siempre lo recordará. Si su criatura hubiera nacido, usted no tendría deseos de olvidarla, ¿verdad? No, usted recordaría con mucho cariño a ese ser querido para siempre. Si bien usted no llegó a ver el rostro de su bebé, sí lo sintió con el corazón, y es imposible olvidar eso.

Cuanto más trate uno de olvidar algo, más habrá de recordarlo. Así que en vez de esforzarse por olvidar, piense en sus futuros hijos y en la clase de madre que quiere ser algún día. Piense en cómo ha de amar a cada uno de esos hijos y en cómo ha de disciplinarlos. ¿Cuáles son sus sueños para ellos? ¿Qué nombre les va a poner? Imagínese lo maravilloso que será tenerlos en sus brazos.

Mientras tanto, no vuelva a cometer los mismos errores. Resuelva que no va a tener relaciones sexuales con ningún otro hombre sino hasta después de casarse con él. Esa es la mejor manera de planear una vida feliz para usted y para sus futuros hijos.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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