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Caso 209

Toda mi familia ha padecido cáncer. Cuando ellos están en estado terminal, siempre le he pedido a mi Dios que les perdone los pecados y que se acuerde de ellos, y ha [dado resultado]. Mis familiares han descansado en paz al otro día de yo elevar mi plegaria.

No sé si lo que hago está mal, pero siento que mi Dios me escucha y me ayuda de verdad; porque ver sufrir es muy duro. Espero no estar cometiendo un error con mis actos y oraciones.

Consejo

Estimado amigo:

Al parecer usted ha experimentado mucha pérdida. Nunca es fácil aceptar la muerte de un ser querido, pero cuando éste ha sufrido, es extremadamente difícil. Desde luego, los más allegados quieren impedir que sufra más, así que es común que le pidan a Dios que se los lleve de una vez al cielo.

Sin embargo, la oración no es una fórmula mágica que asegura que siempre recibiremos lo que pidamos. Dios sabe lo que más nos conviene a cada uno, y contesta nuestras oraciones diciendo: «Sí», o: «No» o: «Espera.» Cuando cultivamos una relación personal con Jesucristo, aprendemos a confiar en que Dios ha de contestar nuestras oraciones para nuestro bien, aun cuando no nos gusten ni comprendamos las razones.

Algunas personas sólo buscan a Dios cuando están desesperadas. No le han pedido a Cristo que sea su Salvador y su Señor, y no han cultivado una relación personal con Él. Conciben a Dios como un Santa Claus con quien uno habla sólo cuando quiere algo. De ahí que, si no reciben lo que piden, se enojan y culpan a Dios por todo lo malo que sucede.

Usted dice que le pidió a Dios que perdonara los pecados de sus seres queridos. Juan el apóstol y otros escritores bíblicos dejan en claro que cada uno de nosotros tiene que pedirle a Dios que perdone sus propios pecados. San Juan escribió: «Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.»1 Pedirle a Dios que perdone nuestros pecados es el camino que conduce al cielo por la eternidad.

Usted también dice que piensa que Dios lo escucha. Dios sí nos escucha a cada uno, pero espera que lo escuchemos también a Él. Nos habla de muchas maneras, incluso por medio de la Biblia y de nuestra conciencia. Muchas personas quieren que Dios las escuche, pero no tienen ninguna intención de escucharlo a Él. ¡Hágale caso hoy mismo! Permítale que Él le hable a su conciencia.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 1Jn 1:9

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