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Caso 856

Cuando tenía seis años, mi hermano y yo sufrimos abuso sexual [por parte de un tío]. Otros muchachos nos incitaron a abusar sexualmente de nuestra hermana, pero no lo hicimos.

Luego, cuando tenía diez años y mi hermano entre ocho y nueve, caímos en una práctica de incesto, pero al tener uso de razón nos dimos cuenta de lo grave que fue lo que hicimos. ¿Creen que Dios pueda perdonarnos? Este pecado ha traído mucho dolor y vergüenza.

Consejo

Estimado amigo:

Cuando su tío abusó de usted, lo expuso a algo que no debió haber aprendido a tan corta edad. No obstante, después que usted fue víctima de esa terrible conducta, fue casi inevitable que la imitara o simulara repetirla usted mismo.

La niñez es una etapa para jugar, y ese juego frecuentemente involucra la simulación de lo que el niño piensa que va a hacer cuando sea mayor. La mayoría de las niñitas quieren muñecas para poder simular que son madres. La mayoría de los niñitos quieren carritos de juguete para simular que conducen un auto común y corriente o de carreras y, lamentablemente, soldados de juguete para simular que van a la guerra. Para los niños es un comportamiento normal y saludable que representen los roles que bien pudieran desempeñar en el futuro.

Sin embargo, cuando a niños inocentes se les expone a la actividad sexual, ya sea como víctimas de abuso o viéndola en la vida real o en las películas, con frecuencia esos niños comienzan a simular lo que han visto. No se debe a que tales niños sean malvados; se debe a que esa es la naturaleza del desarrollo infantil.

Tenemos la impresión de que su tío era un adolescente cuando abusó de usted al principio. Si fue así, es probable que él se estaba valiendo de usted y de su hermano para simular el hacer algo que él había visto o algo que había experimentado. Por supuesto, estuvo mal y eso marcó su niñez, pero es posible que él no haya tenido la madurez necesaria para comprender las consecuencias por sí mismo.

Dios, quien nos creó, también planeó que tuviéramos una década, más o menos, para poder practicar la vida antes de llegar a ser eternamente responsables de los errores que cometiéramos. Durante ese lapso de tiempo, el cerebro se desarrolla por etapas, según el acreditado psicólogo del desarrollo humano Jean Piaget. Antes de los siete años aproximadamente, los niños no tienen la capacidad de distinguir por completo entre lo verdadero y lo imaginario. A partir de los siete años hasta más o menos los once, los niños son capaces de comprender las cosas que pueden tocar y ver, pero sólo gradualmente comenzarán a desarrollar la capacidad de comprender lo abstracto, tal como las consecuencias del bien y del mal.

¿Acaso el Dios que lo creó a usted, el mismo que creó el proceso del desarrollo del cerebro, no comprendería cuando usted simuló lo que había aprendido? Claro que sí comprendió, y por eso no lo considera a usted responsable de lo que su cerebro no podía asimilar.

El apóstol Juan escribió que si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará esos pecados.1 Desde luego, la confesión requiere sentir verdadero remordimiento por lo que hemos hecho. Usted ha manifestado que siente mucha vergüenza por lo que hizo, aunque ahora sepa que Dios no lo consideró responsable durante esa etapa del desarrollo de su cerebro. De modo que la respuesta a su pregunta es que sí, yo sé que Dios lo ha perdonado por cualquier cosa de la que pudo considerársele responsable.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 1 Jn 1:9

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