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Caso 654

Llevo varios meses en casa por motivos de la pandemia. Gracias a Dios, tengo teletrabajo y no he dejado de ganar el sustento para mí familia, pero me siento deprimido con mi actual situación laboral....

En mis actividades diarias siento que soy torpe. Tengo el pensamiento que los demás me ven como un incompetente porque pregunto cuando tengo dudas.... Nunca he sido muy sociable, y virtualmente mucho menos.

Quiero cambiar de empleo, pero... permanecer en casa se me ha vuelto cómodo. Sin embargo, quiero ganar más y sentirme bien conmigo mismo.... ¿Es malo querer sentirme bien y satisfecho con lo que hago? ¿Es correcto que desee mejorar como individuo y que la vida no me eche en cara mi inutilidad? Sé que la vida es injusta, pero por unos momentos quisiera salir a flote y volver a sonreír.

Consejo

Estimado amigo:

Todos, incluso los más introvertidos, necesitamos interacción social para no sentirnos aislados. Debido a que usted ha tenido que trabajar a solas durante tanto tiempo, es de esperarse que se sienta deprimido, frustrado y desalentado. Muchísimas personas sienten lo mismo.

Como respuesta a su primera pregunta, podemos decirle que es del todo normal que quiera sentirse satisfecho y realizado en su trabajo. No obstante, debemos reconocer que muchas personas en el mundo tienen empleos con los que casi nadie se sentiría satisfecho. Lamentablemente, la vida es injusta, tal y como usted sostiene.

También nos pregunta si es correcto que desee mejorar como individuo y sentirse competente. En realidad, esos deseos son buenos. Pueden darle la motivación para prepararse más en su esfera de trabajo actual, o para desarrollar una nueva habilidad. Sin embargo, es importante aceptar sin reserva alguna que usted, y nadie más que usted, es el responsable de su desarrollo personal.

Muchas personas lamentan sus deficiencias, pero en vez de hacer algo positivo a fin de aprender y mejorar, prefieren pasar el tiempo guardando un registro mental de todos a quienes culpan por no haber progresado. Es fácil imaginarnos que nuestros padres no nos proporcionaron el ambiente propicio, o que nuestros maestros no estaban de veras interesados en nosotros, o que nuestro cónyuge no nos respalda, o que nuestros patrones pasan por alto el potencial que tenemos. Siempre es fácil también culpar a nuestra falta de recursos económicos.

Algunos pudieran considerar imposible obtener el título académico que anhelan, ya sea por cuestión de tiempo, distancia o recursos económicos. Pero en esta época de teléfonos móviles y de cursos vía Internet, sólo hace falta la autodisciplina para aprender. Las personas que tienen la motivación necesaria estudian en los autobuses, escuchando audífonos al caminar, o mientras otros miembros de la familia están viendo televisión.

Sin embargo, sólo Dios de veras sabe lo que más le conviene a usted en el futuro. Sólo Él sabe lo que haría que usted vuelva a sonreír. Si invita a Dios a que forme parte de su vida, Él puede darle la sabiduría para saber qué hacer en cuanto a su empleo. Y le dará la seguridad de que usted no está solo.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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