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Caso 40

Mi problema es muy grande. Tengo una terrible manía que me ha acompañado por más de quince años, y ha ido en progreso. Lo que me ocurre es que aprovecho ciertas oportunidades para practicar delitos muy vergonzosos. [Toco a] mujeres sin el consentimiento de ellas en los autobuses o en multitudes....

Es un vicio, pero es muy fuerte, y me cuesta mucho dejarlo. He hecho muchos intentos de dejarlo, pero lo más que he durado sin hacer eso es tal vez una semana, y luego vuelvo a caer.

Necesito su ayuda.... ¡Por favor, escojan mi [caso]!

Consejo

Estimado amigo:

Nos alegra saber que usted se siente culpable por su conducta vergonzosa. Su conciencia está actuando tal como fue el propósito de Dios que lo hiciera. No sólo está advirtiéndole de lo indebido de su conducta, sino que también está diciéndole que usted necesita ayuda para poder vencer esos hábitos. Es cierto que usted no puede vencer por sí solo este mal. Ha estado tratando de vencerlo durante quince años, y hasta ahora no lo ha logrado.

Usted dice que tiene una manía. Con esa palabra da a entender que lo que está haciendo es algo que usted no puede controlar, como si fuera una enfermedad. Tenemos una buena noticia para usted: Puede aprender a dominarse si está dispuesto a esforzarse y a hacer lo necesario para cambiar por completo su vida. Así que ¿dónde debe comenzar?

La única manera de tener la conciencia limpia es pedirle a Dios que lo perdone. Si usted está sinceramente arrepentido, Dios le concederá el perdón cuando se lo pida en el nombre de Jesucristo. Pero el estar arrepentido no es cuestión de lo que uno dice sino de la condición del corazón. ¿Se ha preguntado alguna vez cómo se sienten las mujeres afectadas si ven o sienten lo que usted está haciéndoles? ¿Tiene usted compasión alguna por los sentimientos de ellas? ¿Cómo se sentiría usted si alguien le hiciera lo mismo a su hermana o a su mamá?

Tal vez usted nunca haya pensado en su problema desde la perspectiva de cómo afecta a la otra persona. Casi de seguro se debe a la influencia que haya tenido en usted la pornografía. El exponerse constantemente a la pornografía lleva a deshumanizar a las mujeres. Ellas se convierten en objetos sin sentimientos. Si usted está arrepentido y si de veras quiere ponerle fin a este vicio, dejará de inmediato el hábito dañino de la pornografía. En el Caso 7 expusimos en detalle los pasos que debe dar para comenzar a hacer eso.

Otro indicio de que usted de veras está arrepentido será cuando dé los pasos necesarios para buscar la ayuda de un terapeuta o psicólogo. Por lo general es costoso, pero usted necesita ese tratamiento más que cualquier otra cosa en la que pudiera gastar su dinero. Sin duda, usted tiene muchas excusas para explicar por qué le es imposible buscar ayuda profesional. Pero si está arrepentido y si de veras quiere cambiar, seguirá buscando la forma de lograrlo. Invertirá tiempo buscando una solución en vez de practicar esos vicios que son tan destructivos para usted y para los demás. Llamará a hospitales, clínicas, y agencias de servicio comunitario en busca de ayuda. Alguno de esos lugares ofrecerá terapia en grupo para hombres que tienen hábitos destructivos como el suyo, y en ese ambiente hallará que es posible erradicar de su vida esas prácticas.

En resumen, usted debe probar que está arrepentido al hacer lo que sea necesario para cambiar. Dios siempre está dispuesto a perdonar a los que de veras se arrepienten.1 La palabra «arrepentimiento» significa: «cambiar de rumbo». Si usted se vuelve y le da un nuevo giro a su vida al abandonar por completo esa conducta, entonces dará evidencia de un arrepentimiento genuino. Y Dios lo perdonará no sólo por esa conducta, sino también por cada pecado que haya cometido. Él limpiará su corazón y su conciencia.

Será muy difícil, pero Dios lo ayudará si usted es sincero.

Linda y Carlos Rey
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1 Ro 10:9

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