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Caso 50

Tengo veintiocho años y me he enamorado de un hombre de cuarenta y cinco. Mi amor por él es limpio y puro. Sé que él también me ama, pero estoy segura de que nunca se atreverá a decírmelo. Él no sabe de mi amor por él....

Es muy respetuoso... pero es alcohólico.... ¿Qué me aconseja?

Consejo

Estimada amiga:

Nos alegra que usted nos haya pedido consejo. Esto nos indica que sus emociones están librando una lucha contra su capacidad de razonar, y que usted no sabe a qué hacerle caso. La mayoría de las personas permiten que casi siempre ganen sus emociones. No hacen caso a la razón y a la evidencia debido a que sus emociones son muy fuertes. Se convencen de que pueden confiar en ellas, y que por lo tanto se ha de pasar por alto la razón. Se dejan llevar por sus emociones, y luego nos escriben cuando las cosas no salen como habían pensado.

Gracias a Dios, usted nos ha pedido consejo antes de tomar una decisión equivocada. Ese acto sencillo puede ahorrarle años de sufrimiento y de graves consecuencias... a no ser que usted decida no hacer caso a lo que le aconsejamos, se deje llevar por sus emociones y se arriesgue a ver qué resultará.

El hecho de que usted tenga veintiocho años y esté soltera quiere decir que es posible que haya comenzado a pensar en lo que sería un futuro sin esposo. La sola idea pudo haber puesto sus emociones en estado de alerta, llevándola a aprovechar toda oportunidad que pudiera resultar en una relación amorosa. La perspectiva de no hallar un esposo pudo haberla llevado a considerar opciones que hace sólo dos o tres años no habría considerado, de modo que se conformara con menos en cuanto al hombre que busca.

Es posible que el hombre mayor del que nos ha contado sea maravilloso. Tal vez sea inteligente, de buenos modales, respetuoso y hasta bien parecido. Pero para usted, él tiene dos factores en su contra. El primero es que le lleva a usted muchos años. Las estadísticas indican que es probable que él muera veinticuatro años antes que usted. (Si usted piensa que es malo quedarse sola como joven, ¿no le parece que sea igual de malo, o peor aún, quedarse sola como anciana?) Si quiere tener hijos suyos, él ya tendría tantos años que podría ser el abuelo de ellos. ¿Cómo se sentiría usted si su hijo de siete años se le acercara llorando y dijera: «¡Todos mis amigos se están burlando de mí porque papá es tan anciano!»? ¡Ese hombre sería una persona de la tercera edad antes que sus hijos cursaran la secundaria!

Pero el factor aún más determinante que la diferencia de edad entre los dos es el alcoholismo. ¿Cree usted que el amor que siente por él bastaría para hacer que él dejara de beber? Si lo cree, entonces ¡bienvenida al grupo de millones de mujeres que se sienten angustiadas todos los días de su vida por haber pensado lo mismo! Si usted supiera los casos de las mujeres que nos cuentan que viven con hombres que malgastan todos sus ingresos bebiendo alcohol, con el temor de que el esposo borracho vuelva a agredirlas esa noche, y muy arrepentidas por la forma en que ese vicio del esposo ha repercutido en la vida de los hijos, usted entonces reconocería lo peligrosa que sería una relación con ese hombre.

Sea sensata y deje de considerar una relación con él. Ponga a un lado sus sentimientos, por muy puros y limpios que sean, y dese cuenta de que ese no es el hombre que le conviene. Póngale fin a toda actividad que la ponga en contacto con él. Usted seguramente cree que puede seguir siendo amiga de él, aun sin ningún vínculo emocional, pero esa es una mentira muy peligrosa para estársela creyendo. En su lugar, busque otras actividades en las que pueda llegar a conocer a hombres de su misma edad. Sabemos que no será fácil, pero le aseguramos que será mucho mejor que seguir por el camino inseguro en que anda ahora.

El apóstol Pablo dijo: «No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno.»1 La palabra «desenfreno» es un término general que describe todo tipo de conducta inmoral. Este principio que enseña San Pablo supone cómo el emborracharse lleva al vicioso a hacer toda suerte de fechorías. Los alcohólicos culpan de su conducta inmoral al alcohol que los impulsó a hacer lo que hicieron; pero ¿es ese el comportamiento que desea usted en su hogar? ¿Es ese el ejemplo que quiere para sus hijos?

El solo hecho de que usted tome la decisión prudente de interrumpir cualquier comunicación con ese hombre no garantiza que ya no sentirá lo mismo por él. Es posible que pase todo un año sin verlo antes que pueda usted dominar el deseo casi incontrolable de estar a su lado y que deje de soñar con él. Pero si usted sigue nuestro consejo y se mantiene alejada de él, con el tiempo le resultará más fácil.

No se deje llevar por sus emociones. ¡No son dignas de confianza!

Linda y Carlos Rey
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1 Ef 5:18

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