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Caso 840

Después de diez años de casados, mi esposa se sintió muy atraída por un muchacho atractivo y mucho más joven, que llegaba a la casa para vendernos pan. Pasaban a veces hasta cuarenta minutos platicando en frente de nuestra casa. Yo le decía a mi esposa que no era correcto lo que hacía, pero ella me respondía que era sólo una amistad inofensiva. Se lo advertí muchas veces, hasta que llegaron al punto de que se veían afuera y, según me comentó, se besaban.... No sé qué hacer.

Consejo

Estimado amigo:

Primero hablemos acerca de lo que no debe hacer. No confronte al joven a fin de mostrarle que usted es el que manda. Y no lo amenace ni se enfrente con él físicamente. Sin embargo, está bien que le diga que no vuelva nunca a la casa de ustedes, si es que puede decírselo con calma.

Es importante reconocer que su esposa optó por contarle a usted acerca del beso. Ella pudo haber guardado el secreto y haber seguido la relación amistosa con el joven, pero decidió más bien contárselo a usted. Como ella se lo confesó, vamos a suponer que está arrepentida y que quiere reparar la relación entre ustedes dos.

Es posible que usted esté enojado con ella debido a que no acató su advertencia en cuanto a lo inapropiadas que eran las largas conversaciones que tenía con el joven. ¿Acaso estaba ella tratando de desquitarse por algo que usted hizo, tal como una relación que usted tuvo o está sosteniendo con otra mujer? ¿O estaba procurando que usted se pusiera celoso porque ella siente que usted no le está prestando suficiente atención? Ella bien pudiera sentirse insegura por estar envejeciendo o por su apariencia física, y la atención que le estaba prestando el joven la hizo sentirse más segura de sí misma.

No hay duda alguna de que lo que hizo su esposa no fue lo correcto y que esa brecha en la confianza pudiera destruir su matrimonio, si usted lo permite. Pero como nos está pidiendo un consejo, creemos que quiere salvarlo.

¿Puede usted perdonar a su esposa de una vez y para siempre y no volver nunca a echárselo en cara? Recuerde que Jesucristo dijo que si usted no perdona los pecados de los demás, el Padre celestial no perdonará los pecados suyos.1 Él estaba enseñando que para que cualquiera de nosotros sea perdonado por nuestros pecados, tenemos que estar dispuestos a perdonar a los demás.

Nosotros creemos que es fundamental que usted y su esposa asistan por lo menos a unas cuantas sesiones de terapia matrimonial a fin de que un consejero pueda ayudarles a los dos a fijarse límites con relación al futuro. Sin un mediador, creemos que les resultará muy difícil salir airosos de esta situación tan complicada.

Aún más importante, le recomendamos que los dos vuelvan a comprometerse mutuamente y que le pidan a Dios que los una de nuevo. Pídanle que les ayude a encontrar recursos para fortalecer su matrimonio. Muchas iglesias grandes u organizaciones comunitarias ofrecen talleres para matrimonios o incluso grupos de terapia matrimonial que pudieran ser de gran ayuda para ustedes.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 6:15

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