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Caso 397

Mi esposo y yo tenemos tres años de casados, y él es el que [administra] el dinero de la casa. Yo trabajo, y tengo que darle el dinero que gano a él, y si yo necesito algo, le tengo que pedir y decirle para qué es que lo necesito.... A veces quiero quedarme con algo del dinero de lo que gano, pero él se enoja mucho y me hace dárselo. Él dice que yo tengo que ser sumisa y respetar esa decisión. ¡Ya estoy cansada de eso! Quiero también tener dinero en mi cartera y no tener que pedirle a él cada vez que necesito... para algo. ¿Qué debo hacer?

Consejo

Estimada amiga:

Comprendemos por qué se siente frustrada. Sin embargo, hay muchos detalles que no sabemos y no podemos entender. ¿Carece su esposo de los fondos necesarios para pagar todas las cuentas cada mes, además de los otros gastos? ¿Alguna vez ha acumulado usted cuentas por pagar en sus tarjetas de crédito? ¿Tiene usted la tendencia de hacer compras impulsivas? Cuando se casaron, ¿tenía usted deudas o había recibido préstamos?

Si respondió afirmativamente a cualquiera de esas preguntas, entonces se entiende la conducta de su esposo, aunque al parecer él no está manejando la situación con mucha sabiduría. Sin embargo, si su respuesta a todas esas preguntas es negativa, entonces su esposo tal vez esté mal informado acerca de los roles de los esposos y de las esposas en el matrimonio.

La mayoría de los votos conyugales incluyen la promesa que la mujer hace de someterse a su marido. El apóstol Pablo escribió: «Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor.»1 Sin embargo, junto con esa enseñanza, también escribió: «Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo.»2 La expresión «como a su propio cuerpo» quiere decir con toda claridad que el esposo debe tratar a su esposa de igual a igual, tal como él se trata a sí mismo. Lo que él recibe, lo recibe ella: como igual y no como menos que él.

Nosotros recomendamos que los cónyuges hagan juntos un presupuesto, de modo que ambos sepan la cantidad que es necesaria para pagar las cuentas más el monto para los ahorros y un fondo de emergencia. Tanto los esposos como las esposas también tienen gastos personales para ropa y cortes de cabello. Esos gastos deben estar en el presupuesto igualmente. En realidad no importa quién paga las cuentas; lo que importa es que las decisiones se tomen de mutuo acuerdo.

También recomendamos que cada cónyuge tenga determinada suma de dinero que puede gastar cada semana, sin rendirle cuentas al otro. Esa cantidad tiene que depender del dinero que sobre en el presupuesto. Bien pudiera ser muy poco, tal como lo que cuesta una taza de café, o mucho, según lo acordado por los dos. Si la esposa entonces desea comprarle un regalo de cumpleaños al esposo, ella no tiene que pedirle el dinero para hacerlo.

Por último, le recomendamos que busque consejería profesional a fin de resolver los pormenores de este asunto antes de que perjudique aún más su relación conyugal.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Ef 5:22
2 Ef 5:28

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