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Caso 779

Hace cinco años mi esposa se fue. Tenemos un hijo que ya cumplió diecisiete años. La mayor parte del tiempo está conmigo. Soy líder en una iglesia cristiana.

Deseo rehacer mi vida. Parece que con mi esposa es imposible, aunque la esperé y se lo dije. Pero tampoco puedo rehacerla con otra mujer [debido a lo que la Biblia enseña acerca del matrimonio]. Llevo cinco años orando y esperando. Ya no sé qué hacer.

Consejo

Estimado amigo:

Respetamos mucho el hecho que haya esperado cinco largos años a que su esposa regrese y que usted haya sido fiel a sus votos matrimoniales. Lo felicitamos así mismo por darle prioridad, como seguidor de Cristo, a fundamentar su vida sobre la base de las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Como usted ya sabe, Jesucristo enseñó que el hombre debe abandonar al padre y a la madre para unirse a su esposa. Ya no son dos, sino uno solo. Y nadie debe separar lo que Dios juntó.1

Muchos no comprenden cómo es posible que dos personas se conviertan en una sola, como dice ese pasaje. Puede compararse bastante bien con el café y la leche. Cuando añadimos leche al café, ¿es posible cambiar de parecer y sacar la leche? ¡Claro que no! El café y la leche han llegado a ser uno solo y jamás podrán separarse. Ese es el diseño que Dios tenía en mente para dos personas que se casan. En la permanencia y la estabilidad de esa clase de relación, ambos cónyuges pueden sentirse seguros. En cambio, los que consideran que el matrimonio es un compromiso temporal nunca pueden sentir esa seguridad.

Lamentablemente, su esposa lo ha abandonado. Vamos a suponer que usted nunca le fue infiel y que no la maltrató emocional o físicamente. De haber sido usted culpable de lo uno o de lo otro, ella habría podido justificar el haberlo abandonado.

Usted no dice que su esposa ha tenido una relación con ningún otro hombre. Y como no menciona usted el divorcio, vamos a suponer que ustedes dos permanecen casados y que ella no le ha sido infiel. Eso es importante porque creemos que la Biblia enseña que usted ya no tendría que cumplir con los votos que le hizo a su esposa si ella hubiera cometido adulterio.2

No obstante, el apóstol Pablo hizo una distinción para el seguidor de Cristo que está casado con alguien que no lo es. Él enseñó que, si ese cónyuge deja o abandona el hogar, los votos se han quebrantado y el seguidor de Cristo ya no está obligado a permanecer casado. Eso le da la libertad de rehacer su vida.3

¿Es su esposa una seguidora de Cristo al igual que usted? Si lo es, le instamos a que busque consejería matrimonial profesional.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 19:5-6
2 Mt 5:32; 19:9
3 1Co 7:10-15

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