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Caso 202

Fui abandonado por mi madre cuando tenía dieciocho meses. Me crié en casa de mi abuela paterna, y fui maltratado física y sicológicamente.... Mi madre... volvió cuando yo tenía doce años, y la conocí, pero su trato siempre fue déspota conmigo. Hace dos años me dijo que ella siempre había querido abortarme, pero que nunca pudo. Eso me ha destruido....

Tengo una familia hermosa, esposa excelente y tres hijos.... Trato de salir adelante, pero me siento un desgraciado sin poder ser feliz. Tengo todo para serlo, pero mi pasado no me deja en paz.... ¡Ayúdeme, por favor! Tengo cuarenta y cinco años, y no conozco la felicidad.

Consejo

Estimado amigo:

En el caso suyo, la vida no ha sido justa. Algunos tienen la bendición de crecer en un hogar amoroso y cariñoso, mientras que otros crecen siendo víctimas del descuido y del abuso tal como le sucedió a usted, o se crían en condiciones peores aún, en las que hay tortura o esclavitud de por medio.

Todo niño que crece carente de amor y de afecto queda marcado de por vida. Esas cicatrices pueden ser más profundas y dolorosas que las cicatrices que deja el abuso físico por sí solo. Y sin embargo esas heridas emocionales, por lo general, son invisibles al ojo humano, por lo que algunos no comprenden siquiera que existen.

Lo felicitamos por su hermosa familia. Es obvio que usted ha encontrado una esposa que comprende su pasado y que lo apoya emocionalmente en la actualidad. ¡Qué regalo tan maravilloso! Sin embargo, a pesar de sus bendiciones actuales, el pasado se interpuso cruelmente con información hiriente de parte de su mamá. Esa información ahora amenaza con perjudicar su presente, tal como ya perjudicó su pasado.

Quiero sugerirle tres maneras en las que puede ayudarse a sí mismo ahora. La primera es que se desahogue contándole a Dios en oración todo lo que siente en el corazón. Dígale lo desesperado y decepcionado que se siente. Él es el Padre que ha querido acompañarlo en su dolor desde el principio. Es el Padre que lo amó tanto, antes de que usted hubiera nacido, que dispuso la manera en que usted pudiera llegar a ser su hijo por la eternidad. Si acepta a su Hijo Jesucristo como su Salvador, y le pide que perdone sus pecados, se sentirá acogido en una familia mucho mejor que la que jamás pudiera haber soñado. Dios, su Padre celestial, lo abrazará con sus fuertes brazos y lo hará sentir que lo ama de verdad.

En segundo lugar, le sugiero que le diga a su médico acerca de la dificultad que tiene para superar esa información negativa que se ha apoderado de sus pensamientos. Bien pudiera ser que todo el trauma en su vida haya causado cambios químicos sutiles en los centros de información de su cerebro, y que le convendría recibir medicamentos que estabilizaran esas sustancias químicas.

Por último, ¡lo reto a que se defienda! ¿Cómo puede hacer para defenderse cuando ya es adulto y no puede volver a su niñez? Usted tiene a tres personas que viven ahí mismo en su hogar que todavía son niños. Tiene entonces la oportunidad de mostrarles amor y aprecio del modo en que usted no los recibió. Puede abrazarlos, pasar tiempo con ellos, y mostrar interés en sus clases y sus actividades. Cuando tenga esos pensamientos negativos y se sienta desesperado, puede optar por ponerse firme e influir positivamente en la vida de ellos. Comprométase a hacer lo posible para que, en todos los sentidos, su hogar y el ambiente en que se mueven ellos sean diferentes del hogar de su niñez y de su propia experiencia. Cada vez que vuelva a sentirse abrumado por esos sentimientos oscuros, póngase firme y haga algo positivo en beneficio de sus hijos. Niéguese a permanecer impasible y a pensar de un modo negativo. Aproveche más bien esa energía para hacer algo bueno. A medida que eso se convierta en un hábito, usted poco a poco logrará vencer el pasado y esperar un futuro brillante.

Le deseo lo mejor,

Linda

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