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Caso 789

Tengo dos hijos de dieciocho y veinte años.... Su padre murió hace nueve meses de un tumor cerebral.... [Durante ese tiempo,] tuve que salir a trabajar fuera para solventar los gastos, y perdí el control con ellos.... Ambos se niegan a ayudar en las labores domésticas, y mi cuerpo no está saludable para hacerlo todo yo sola.

El mayor ya está trabajando, pero sólo da un aporte mínimo para sus gastos. Yo tengo que cubrir todo. El menor es muy buen estudiante, pero por la actitud del otro se está comportando muy mal.... Ya estoy cansada de pelearle....

Me surge la idea de irme y dejarlos solos en la casa para que se las arreglen solos y yo no enfermarme. ¿Qué me sugieren?

Consejo

Estimada amiga:

¡Cuánto sentimos que su esposo haya fallecido hace apenas nueve meses! Usted no ha tenido suficiente tiempo para llorar su pérdida, y eso pudiera estar afectando su salud. No hay duda de que las peleas constantes con sus hijos no contribuyen a que pueda guardar el debido luto ni a que cuide su propia salud tal como necesita hacerlo.

Lamentablemente, así como en casi todos los casos, el mal comportamiento de sus hijos comenzó mucho antes de que llegaran a ser adultos. En el caso suyo, la enfermedad y muerte de su esposo sin duda hizo que fuera difícil que usted invirtiera el tiempo necesario para hacer cumplir cualesquiera reglas o disciplinas. Y como el padre de ellos estaba tan enfermo, usted seguramente justificó el mal comportamiento de sus hijos porque ellos también estaban afligidos. Nos imaginamos que, a pesar de que sus hijos actualmente no ayudan en las labores domésticas, usted sigue preparándoles la comida y tal vez aun lavándoles la ropa. Al hacerse cargo de lo que necesitan, usted está permitiéndoles que la traten tal y como se les antoja.

Nosotras las madres tenemos la tendencia a sentirnos culpables cuando no les damos a nuestros hijos todo lo que necesitan. Anteponemos el cuidado de ellos al nuestro, y con frecuencia sacrificamos tiempo, dinero y aun nuestra salud para que lleguen a la vida adulta. Pero una vez que son adultos, si ellos quieren disfrutar de los privilegios de serlo sin las responsabilidades que eso conlleva, entonces los padres se ven obligados a buscar las maneras de lograr que se porten como personas maduras.

Tal como les hemos dicho a otros padres de familia, el control máximo que usted tiene es el económico. ¿Está usted costeando los estudios, la ropa y la comida de sus hijos? Sería prudente que elaborara un sistema por el que usted sólo aportara económicamente cuando ellos cooperen con los quehaceres en la casa. Si se les olvida hacer lo que les corresponde, entonces usted tiene toda la razón y el derecho de negarse a ayudarlos económicamente. Pero no les diga que usted va a hacerlo a menos que esté dispuesta a llevarlo a cabo. El no hacer lo que usted dice o amenaza sólo empeorará el problema.

Le recomendamos que busque la manera de aprovechar cualquier oportunidad que se presente para disfrutar de un ambiente tranquilo. En sus días libres, vaya adondequiera que pueda, y deje que sus hijos se las arreglen solos. Sin embargo, no les diga cuándo piensa usted volver. Lo mejor es que se mantengan esperando a que usted regrese en cualquier momento.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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