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Caso 568

Tengo depresión y no sé cómo superarla. No tengo ánimo para seguir adelante. No quiero vivir. Quiero morir. Lo he intentado, pero siempre hay algo que no me deja. Siento que mi vida es miserable.

Consejo

Estimado amigo:

Gracias a Dios que usted se ha visto impedido para quitarse la vida. ¿Se le ha ocurrido que es posible que Dios haya intervenido por medio de las circunstancias para evitar que cometa ese trágico error? A pesar de que usted no es más que uno de los miles de millones que viven en este mundo, a su Padre celestial le importa su sufrimiento.

A nosotros también nos importa, y sentimos mucho lo que le está pasando. Usted no menciona que haya consultado con un médico, así que le instamos a que lo haga de inmediato. No deje de contarle al médico acerca de los pensamientos que ha tenido de hacerse daño, y cumpla con todo lo que el médico le aconseje.

Para tener una mejor comprensión acerca de la depresión, le recomendamos que lea los Casos 31 y 475. Aunque tal vez inicialmente haya habido circunstancias que han dado como resultado lo que usted siente, esto se hace realidad a través de una serie de reacciones químicas y de impulsos eléctricos en el cerebro. Poco a poco esas reacciones y esos impulsos alteran su cerebro, y pueden llegar a convertirse en la causa de lo que sienta en el futuro, o aun la causa de una falta de equilibrio de sustancias químicas en el cerebro. Además, tanto la genética como las experiencias de la vida pueden influir en las sustancias en el cerebro y en los impulsos eléctricos, haciendo que algunas personas sean más susceptibles a condiciones tales como la depresión, la ansiedad o el trastorno obsesivo compulsivo.

Para combatir semejante desequilibrio químico hacen falta, con frecuencia, ciertos medicamentos. Éstos ayudan al cerebro en la restauración de los niveles normales de las sustancias químicas. Tienen el mismo efecto como el que producen las vitaminas para asegurar que nuestro cuerpo no carezca de lo necesario para mantenerse saludable.

Sea cual fuere la actividad química o eléctrica en su cerebro, el tener pensamientos diferentes en realidad puede servirle de ayuda a su cerebro. Por ejemplo, si usted usa las redes sociales, le recomendamos que cierre todas sus cuentas. Las redes sociales hacen que usted se compare con los demás, y en su estado mental, siempre le parecerá que los demás son mejores, tienen más y logran más que usted. Ese tipo de comparación es su enemigo.

También lo animamos a que comience a pensar en cómo puede ayudar a otras personas. Haga dos cosas hoy que ayuden a los demás. Esas dos cosas pudieran ser prepararle a alguien en su casa una taza de café, o ayudarle lavando la loza. Mañana, haga tres cosas que ayuden a otros. Anote lo que haga y mantenga el registro. Asegúrese cada día de hacer una cosa más para ayudar a otra persona. Tenga la bondad de pulsar uno de los botones abajo y contarnos acerca de algunas de las cosas que está haciendo para ayudar a los demás, como también de su visita al médico.

Por último, cambie su manera de pensar en cuanto a Dios. Recuerde siempre que Él lo ama y le está escuchando. Repita una y otra vez la siguiente verdad que se encuentra en su Palabra, que es la Biblia: «Dios sí me ha escuchado [y] ha atendido a la voz de mi plegaria.»1

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Sal 66:19

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