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Caso 714

Tengo tres hijos maravillosos y una familia hermosa, pero aborté tres veces y me arrepiento cada día.... Me volví egoísta y de corazón duro. Di prioridad a mis objetivos profesionales, y no vi que perdí mi corazón en el camino. Por vergüenza no volví con Dios, que era mi centro, y caí cada vez más profundo.

Cuando [tuve a mi cuarto hijo] decidí cambiar mi vida... [pero] mi bebé falleció de una malformación de nacimiento.... Estoy segura de que Dios me perdonó, pero ¿por qué no sanó a mi bebé? ¿Dios me castigó? ¿Mi bebé pagó por mis pecados?

Consejo

Estimada amiga:

¡Cuánto sentimos que su bebé haya fallecido! Usted hace muy buenas preguntas, y sabemos que las respuestas le son muy importantes al llorar la pérdida de su hijito.

Uno de nuestros hijos y su esposa estaban esperando tener un bebé este año, pero la criatura murió en el vientre siendo aún muy pequeñita. Nuestra nuera no dejaba de pensar que había hecho algo malo que causó el aborto espontáneo. ¿Acaso había estado demasiado activa? ¿Había caminado más de la cuenta? ¿No se había cuidado lo suficiente? Todas esas preguntas y esos temores le daban vueltas en el cerebro, junto con el dolor de haber perdido a su bebé. Pero la autopsia reveló que la criatura sufría de una condición de la que nadie tenía la culpa. No era algo que procediera del papá ni de la mamá, ni había hecho algo la mamá que lo causara.

¿Estaba Dios entonces castigando a nuestra nuera por algo que ella había hecho? ¿Es Él un Dios vengativo listo para aplastar a cualquiera que lo enoja? Quienes creen que Él es así no comprenden su naturaleza divina. Si bien es cierto que todos merecemos el castigo por nuestros pecados, Dios concibió la manera de perdonarnos en vez de castigarnos. Dios dio a su único Hijo para tomar nuestro castigo. Por eso tuvo que morir Jesucristo en una cruz.

Usted también pregunta por qué Dios no sanó a su bebé. Imaginémonos que pudiéramos decir algunas palabras especiales y pedirle a Dios que sanara a todo bebé, todo niño, toda niña, todo adulto y toda persona anciana, y que Él tuviera la obligación de sanar a cada uno porque nosotros habíamos pronunciado esas palabras especiales. Los reporteros entonces darían a conocer tales palabras por televisión, y la gente las publicaría en la Internet.

Además, las palabras especiales ejercerían poder sobre Dios. Y quienes las supieran podrían ordenarle a Dios lo que tenía que hacer. Obviamente, Dios, siendo todopoderoso, no podría someterse a ser manipulado como un títere. Pero debido a que nos ama tanto y desea lo mejor para nosotros, en vez de dejar que le demos órdenes, nos da la opción de confiar en Él como quien tiene control de nuestra vida.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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