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Caso 635

Hace seis años me divorcié porque mi esposo me engañó y tuvo un hijo. Yo ahora tengo un novio... pero él no se quiere casar. ¿Qué debo hacer? No quiero vivir en pecado por él. ¿Debo dejarlo y pedirle a Dios que me dé otro novio, o seguir con este?

Consejo

Estimada amiga:

Comprendemos por qué le está costando trabajo tomar esta decisión. Hay influencias culturales en todas partes que llevan a creer que la unión libre es aceptable y tal vez hasta preferible al matrimonio. La televisión y las películas dan la impresión de que el matrimonio es una opción que algunas familias escogen sólo porque quieren causarles una buena impresión a sus amistades con una gran boda seguida de una fiesta extravagante.

¿Hasta qué punto se ha generalizado la unión libre?  En un estudio cuidadoso que se realizó aprovechando los datos del censo de todos los países de América Latina desde 1970 hasta 2010, resultó que la unión libre se incrementó dentro de cada grupo de edades en todos los países de Latinoamérica durante ese lapso de tiempo.1 Por supuesto, es probable que estudios similares que se realizaran entre otros grupos lingüísticos del mundo produjeran resultados parecidos, ya que la tendencia a la unión libre no se limita en definitiva a América Latina.

Muchos han especulado acerca de las razones de este incremento en la unión libre y la correspondiente disminución en las tasas de matrimonio. Nosotros creemos que uno de los factores contribuyentes es la ignorancia generalizada de las enseñanzas de la Biblia. Muchos de los que creen en Dios no comprenden lo necesario que es conocer o seguir esas enseñanzas.

En cambio, los que no creen en Dios no sólo rechazan sus enseñanzas con relación al matrimonio de un hombre con una mujer, sino también rechazan sus otras enseñanzas, tales como el mandamiento que dice que no debemos cometer adulterio, y las enseñanzas del apóstol Pablo acerca de la relación exclusiva entre los cónyuges.

Otro factor que contribuye al incremento de la unión libre es la excusa económica. Hemos escuchado a muchos decir que no cuentan con los fondos necesarios para casarse. Para ellos el casarse equivale a una boda y una fiesta. Saben que no tienen los recursos para costear esos grandes eventos, así que por eso no pueden casarse. En realidad, el contrato de matrimonio por sí solo cuesta muy poco, y la excusa económica revela una falta de comprensión de su verdadero significado.

Usted dice que no quiere vivir en pecado a causa de su novio. Es sabio de su parte reconocer que, a los ojos de Dios, la unión libre es pecado. ¡La felicitamos por mostrar ese interés en lo que piensa Dios!

Le recomendamos que lea los Casos 417 y 600 para enterarse de otras dos mujeres que tuvieron que tomar la misma decisión que tiene que tomar usted. En esos dos casos no fue sino hasta después de haber estado viviendo con el novio que se dieron cuenta de que la unión libre no les convenía. En el caso suyo, usted tiene la oportunidad de tomar la decisión que más le conviene antes de tener que experimentar todo el dolor y la desilusión que sufrieron ellas. Le rogamos que aprenda de los errores de esas mujeres.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 A. Eteve, R. J. Lesthaeghe, A. López-Gay, y J. García-Román, The Rise of Cohabitation in Latin America and the Caribbean, 1970–2011 [El incremento de la unión libre en Latinoamérica y el Caribe, 1970-2011] (2016), citado en A. Esteve y R. Lesthaeghe (eds), Cohabitation and Marriage in the Americas: Geo-historical Legacies and New Trends [La unión libre y el matrimonio en las Américas: Los legados geohistóricos y las nuevas tendencias] (Springer, Cham).

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