«¿Por qué existe la guerra?»

20 sep 2021

(Víspera del Día Internacional de la Paz)

«En el salón decorado de rojo y dorado sonó la voz fresca de la mujer:

»—¿Qué nos importa a nosotros la guerra, Fernando, si vivimos felices y tranquilos...? ¿Qué puede hacernos a nosotros la guerra? ...

»—A la guerra no se va por gusto, Inés, sino fatalmente. Habrá que ir....

»—¿Y por qué existe la guerra? —interrumpió ella... mirándolo con fijeza—. Sí, ¿por qué existe? Si todo el mundo puede vivir tranquilo en su casa. ¿Por qué se van a matar los hombres? Yo no lo comprendo.... Una cosa tan horrible en que todo el mundo muere, ¿por qué existe?

»En sus palabras ingenuas estaba vivo el desasosiego de la guerra. Estremecía las almas, vibraba en el aire, sacudía las hojas de los árboles en los lejanos campos. Estaba desatada la guerra. En todos los rincones, mujeres llorosas decían adiós a los hombres. Por los pueblos pasaba la caballería floreciendo incendios. En aquel minuto, alguien moría de mala muerte....

»—El mundo no ha sido hecho, Inés, para lo mejor. Por eso, justamente, es difícil explicarlo. La guerra está en él, y nadie la ha traído, ni nadie podrá quitarla.»1

Así se vale el escritor venezolano Arturo Úslar Pietri de los personajes de Inés y Fernando en su novela histórica titulada Las lanzas coloradas para hacernos reflexionar sobre el inquietante tema de la guerra, que es, en realidad, el personaje central de la novela.2 Y lo cierto es que, a pesar de los grandes adelantos en la ciencia que se dieron en el siglo veinte, la pregunta que hace Inés no deja de desconcertarnos en el siglo veintiuno: «¿Por qué existe la guerra?»

Actualmente está de moda afirmar que la causa principal de las guerras es la religión. Sin embargo, en los tres tomos de la Enciclopedia de las guerras, de unas 1.763 guerras que se han librado en el transcurso de la historia, los autores Phillips y Axelrod clasifican sólo 123 como de naturaleza religiosa, que no llega ni siquiera a ser el 7% de todas las guerras. En cambio, durante los regímenes de los dictadores Vladimir Lenin, Adolfo Hitler, José Stalin, Hideki Tojo, Mao Zedong (Mao Tse-tung) y Pol Pot, que no querían tener nada que ver con la religión, perecieron más de 111 millones de personas.3

«¿Saben por qué hay guerras y pleitos entre ustedes? —pregunta Santiago el apóstol—. ¡Pues porque no saben dominar su egoísmo y su maldad! —contesta él mismo—. Ustedes quieren algo, y no lo obtienen; matan, sienten envidia de alguna cosa, y como no la pueden conseguir, luchan y se hacen la guerra.»4

De modo que Fernando tiene razón: La guerra está en el mundo, porque está en cada uno de nosotros. Pero gracias a Dios, sí bien Él no la ha traído, sí puede quitarla. Por eso envió al mundo a su Hijo Jesucristo, el Príncipe de paz: para quitar nuestro pecado y darnos la paz. Y para completar, nos promete un cielo nuevo y una tierra nueva, donde la guerra ya no existirá.5


1 Arturo Úslar Pietri,  Las lanzas coloradas (Bogotá: Editorial Norma, 1991), pp. 16-17.
2 Hernando Téllez, «Úslar Pietri, novelista», A propósito de Arturo Úslar Pietri y su obra (Bogotá, Editorial Norma, 1991), pp. 9-15. Tomado de Textos no  recogidos en libro (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1979).
3 Robin Schumacher, «The Myth that Religion is the #1 Cause of War», ed. Matt Slick <https://carm.org/religion-cause-war> En línea 22 agosto 2016 («El mito de que la religión es la causa primaria de las guerras», trad. Jairo Izquierdo <http://www.fundamentofirme.com/index.php/en/component/content/article/ 22-apologetica/95-el-mito-de-que-la-religion-es-la-causa-primaria-de-las-guerras> En línea 22 agosto 2016).
4 Stg 4:1-2 (TLA y DHH)
5 Is 9:6-7; 65:17-25; Mi 4:1-3; Jn 14:27; 2P 3:13; Ap 21
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