30 jul 2005

Ángela de la cuerda floja

por el Hermano Pablo

La cuerda se puso tensa. La banda tocó un redoble de tambor y el público retuvo el aliento. Las luces del circo se apagaron, y un reflector enfocó a Ángela Wallenda. La muchacha comenzaba su número en la cuerda a ocho metros de altura. Esa sería su despedida, la última noche que actuaría ante el público, porque Ángela Wallenda estaba muriendo de cáncer.

Ya le habían amputado una pierna y le habían quitado parte de un pulmón. Pero Ángela, esposa de Stephen Wallenda y madre de un niñito, no había perdido la fe ni la entereza. Aunque venía de una familia de trapecistas con una larga trayectoria, y en el circo caminaba sobre una cuerda floja, no era así en la vida fuera del circo. En la vida caminaba sobre su fe en Dios y sobre una confianza firme en una vida mejor.

Son dignos de admiración los trapecistas que caminan sobre la cuerda floja en los circos. Cada noche de actuación, con cada número que presentan, se juegan la vida. Aunque son muy pocos los que se caen, siempre existe el peligro de un paso en falso, y la muerte siempre los espera abajo, a ocho o hasta a diez metros de distancia.

Así mismo hay muchas personas que, aunque nunca se han balanceado sobre una cuerda y que jamás escogerían esa profesión, caminan sobre una cuerda floja. Es la cuerda floja de la incertidumbre de la vida.

Para algunos es la incertidumbre de su salud. No saben qué síntomas van a sentir mañana, o si morirán de esta o aquella enfermedad.

Otros viven en la incertidumbre matrimonial. No saben si el esposo o la esposa estará mañana todavía en la casa, o si se escapará con otra ilusión amorosa que destruirá trágicamente el hogar.

Aún otros viven en la perpetua incertidumbre de su situación económica. No saben si la vida tomará un giro favorable para darles todo lo que desean, o si podrán contar con lo indispensable para sus necesidades diarias.

Muchas personas viven con un temor agobiante de lo que les espera después de la muerte. No quieren ni pensar en eso, y prefieren cerrar ojos y oídos antes que hacerse la pregunta: «¿Qué será de mí cuando muera?»

Esas son las personas que caminan sobre la cuerda floja. Pero Cristo quiere darles a todas ellas una base firme, estable, segura. Es la seguridad de la fe y la confianza en Dios. Creer en Él es andar con confianza, seguridad y paz.

Este Mensaje me ayudó Envíenme información Deseo una relación con Cristo