«Víctima de un negocio fraudulento»

16 oct 2021

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Soy comerciante, y un cliente me habló de un “negocio”. Me dejé llevar por la codicia, y acepté. [El trato] consistía en guardar dinero de personas de dudosa reputación. A cambio, ellos me darían un dinero por hacerlo; pero tendría que dar un encaje, o sea, dinero para que me entregaran el presunto dinero. Ahora no sólo no tengo el dinero prometido, sino que he perdido el dinero que era mío. De la impotencia y la rabia que siento, he querido actuar mal.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»Sentimos mucho que haya sido víctima de un negocio fraudulento.

»Está enojado y se siente impotente porque reconoce que se aprovecharon de su debilidad (usted la llama codicia) para perpetrar ese fraude. Ellos son aún más codiciosos que usted. Tales personas son capaces de explotar a los ancianos, a los desesperados económicamente y a personas comunes y corrientes como usted que sólo quieren salir adelante.

»Sin embargo, usted ahora reconoce que al “sólo tratar de salir adelante” estaba dispuesto a comprometer sus valores morales. Usted evaluó la situación y decidió que una posible ganancia económica le era más importante que la honradez y la integridad. Estaba dispuesto a sacrificar su entereza de carácter a fin de percibir ganancias materiales....

»Muchas personas creen que el apóstol Pablo enseñó que el dinero es la raíz de toda clase de males, pero eso no es lo que él dijo. Él enseñó, más bien, que la raíz de toda clase de males es el amor al dinero.1 En el caso suyo, lo que usted hizo revela que ha amado el dinero más que su propio carácter y sus valores morales.

»Si ese “negocio” hubiera tenido buen resultado, y usted hubiera ganado una buena suma de dinero, ¿qué más podría haber estado dispuesto a hacer a fin de obtener aún mayores ganancias económicas? ...

»Usted no es el único; cada uno de nosotros tiene la tendencia a ser tentado por dinero fácilmente adquirido o por el deseo de “salir adelante” haciendo algo que es moralmente indebido. Pero el hecho de que todos seamos tentados no significa que sea lo correcto. No por eso deja de ser pecado.

»Menos mal que Dios sabía que nosotros seríamos tentados y que cederíamos ante esa tentación. Él sabía que tomaríamos ese tipo de malas decisiones y que haríamos cosas indebidas.

»Por eso Dios sacrificó a su único Hijo, Jesucristo, para que pagara el castigo eterno por nuestros pecados. Si usted ora en sus propias palabras y le pide a Dios que quite sus pecados en el nombre de Cristo, Él lo hará. Luego pídale que lo acompañe y lo ayude a restaurar su entereza de carácter para que tome decisiones acertadas en el futuro.»

Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 536.


1 1Ti 6:10
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