
(40 Aniversario de Miss Universo 1984)
Carlos Rey:
Para esta edición especial, nuevamente tengo el gusto de presentar a nuestra invitada, Cilinia Prada Bueno:
Cilinia Prada Bueno:
A una ex Miss Universo le preguntaron hace poco: «A las concursantes que van tras esa corona, ¿qué consejo les das para que tengan un buen desempeño?» Ella respondió: «Además de poder hablar con facilidad sobre los temas que te apasionan, debes ser auténtica. Sé tú misma.»
Eso me hizo pensar en cómo a mis veintiún años logré el sueño de muchas chicas al ganar un concurso de belleza internacional, Miss Asia Pacific 1987. A mi criterio, no debí haber ganado, porque evité ser yo misma. Si me hubiera comportado con autenticidad, jamás me hubieran puesto esa corona como ganadora. Durante mi carrera en la televisión como presentadora en mi país, Panamá, aprendí a mostrar la mejor cara al público y ocultar lo que no me gustaba de mí. Esa experiencia me ayudó a expresarme con chispa y confianza. Desarrollaba ideas con facilidad, pero no eran mis propias ideas. Simplemente eran conceptos que sonaban bien. ¿Cómo, entonces, podemos saber quiénes somos en realidad para poder así comportarnos con autenticidad?
Lamentablemente, en la sociedad moderna de Occidente ha triunfado una mentalidad materialista, altamente individualista y tan obsesionada con el sexo que sostiene que lo que determina si somos personas auténticas es nuestra sexualidad.1 ¡Y está tratando de imponernos esa identidad! En ese entorno, ¿qué puedo hacer para descubrir quién soy en realidad? ¿Acaso es necesario que me reinvente creando mi propio sentido y propósito?
En uno de los ensayos de aquel concurso celebrado en Hong Kong teníamos que desfilar con un espectacular abrigo de piel sobre un vestido negro corto y ajustado. Luego debíamos pasar detrás de una cortina donde el público iba a poder ver nuestra silueta mientras nos poníamos el traje de baño para salir de nuevo al escenario. Las concursantes comentaban en voz baja su incomodidad, pero no se atrevían a manifestar su descontento. Así que yo me dirigí al coreógrafo y le dije que no queríamos simular que éramos strippers. Él comprendió, y eliminó esa parte del programa.
¿De dónde saqué ese valor, esa defensa de nuestra dignidad? Mi temperamento no era atrevido, ni seguro ni dominante. Pero en esos días yo había adoptado una genuina fe cristiana como resultado de buscar a Dios y de leer la Biblia. Había comenzado una nueva vida porque su Hijo Jesucristo me había transformado en una nueva persona.2 Esa nueva naturaleza me había inculcado nuevos valores que se habían convertido en convicciones de lo que Dios aprueba y desea para nuestro bien.
Fue así como, al dejar de pretender ser lo que no era, descubrí quién era yo en realidad.
¿Para qué redefinir tu limitada humanidad con conceptos que vienen de mentes humanas corrompidas que excluyen a Dios? Él te ama y te valora más que nadie, y quiere que vivas conforme a su diseño divino para que seas portadora de su imagen soberana y real.
1 | Carl R. Trueman,El origen y el triunfo del ego moderno: Amnesia cultural, individualismo expresivo y el camino a la revolución sexual (Wheaton, IL, EUA: Crossway, 2022). |
2 | 2Co 5:17 |