El hombre de la estatua

3 oct 2022

(Natalicio de Francisco Morazán)

«Se cuenta una historia que ahora [parece] una calumnia —señala Sergio Ramírez, ex vicepresidente y escritor nicaragüense—. Y es que una comisión de ciudadanos notables de Honduras fue enviada a Europa para encargar una estatua ecuestre del general Francisco Morazán, que sería instalada en la plaza central de Tegucigalpa. Los comisionados cumplieron su cometido, pero de una manera algo particular, pues [visitaron] el taller de un reconocido escultor en París, donde vieron una del mariscal Michel Ney [y] la compraron. Ney, un héroe napoleónico, después de ser clave en el triunfo de batallas decisivas, fue culpado de la derrota fatal de Waterloo....

»El mariscal, esculpido en sus arreos de gala, en la cabeza un bicornio emplumado, y montando un brioso corcel que alza las patas delanteras, pareció a la comisión que llenaba sus propósitos.... Los uniformes militares decimonónicos se distinguían poco de un país a otro, y... de la cara del general Morazán no se acordaba ya mucha gente, [cuando] ni siquiera existía la fotografía. Así que negociaron con el escultor, y cerraron el trato que resultó beneficioso para ambas partes. El artista salía de la estatua, y los comisionados se llevaban al mariscal Ney a un precio módico [a] la plaza central de Tegucigalpa...»1

Menos mal que el doctor Ramírez haya dado a entender que esa versión de los hechos es falsa, ya que la tal historia la han desmentido los escritores hondureños Rafael Leiva Vivas, quien dedicó largo tiempo a comprobar fehacientemente que la estatua era, en efecto, la del general Francisco Morazán,2 y Miguel Cálix Suazo, quien escribió un libro titulado Autenticidad de la estatua de Morazán del parque central de Tegucigalpa.3 Lo cierto es que no dejó de hacer estragos entre los que se comieron el cuento al principio, entre ellos autores de la fama de Augusto Monterroso y Gabriel García Márquez. Monterroso, en su obra autobiográfica titulada Los buscadores de oro, luego de admitir la decepción que sufrió al oír aquella mala noticia de la estatua a la que él y sus compañeros de estudio le cantaban todos los 15 de septiembre, termina diciendo que el hombre de la estatua se ve bastante bien a caballo y con la espada desenvainada en alto, y que él prefiere seguir pensando que era Morazán, el héroe unionista.4 En cambio, García Márquez, en su discurso de aceptación del Premio Nobel, dice textualmente: «El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.»5

Así como al pueblo hondureño se le quiso engañar con una versión tergiversada de los hechos en torno a aquella estatua de su héroe Francisco Morazán, también al pueblo judío se le quiso engañar con una falsa versión de los sucesos en torno al cuerpo resucitado de su héroe Jesucristo. Sólo que, en el caso de Morazán, el engaño tenía que ver con la estatua del hombre, mientras que en el caso de Cristo el engaño tenía que ver con el hombre de la estatua. A los soldados romanos se les sobornó para que dijeran que los discípulos de Cristo se habían robado su cuerpo; pero gracias a Dios, la verdad es que Jesucristo su Hijo, el mismo Cristo de la imponente estatua que contempla la ciudad de Tegucigalpa desde el Cerro El Picacho, no permaneció en el sepulcro sino que resucitó por el poder del Padre a fin de que todos los que vivamos o hayamos muerto en unión con Él disfrutemos de una vida nueva y eterna.6


1 Sergio Ramírez, «Estatuas trastocadas», julio 2008 <http://www.sergioramirez.org.ni/prosa%20profana/estatuas%20trastocadas.html> En línea 1 mayo 2012.
2 Fernando Carr Parúas, «Monterroso: Hondureño de nacimiento, guatemalteco por nacionalización y mexicano por adopción (III parte)», Periódico Cubarte, Gazaperías, 13 junio 2011  <http://www.cubarte.cult.cu/periodico/columnas/gazaperias/ monterroso-hondureno-de-nacimiento-guatemalteco-por-nacionalizacion-y-mexicano-por-adopcion-iii-parte/51/18707.html> En línea 1 mayo 2012.
3 «La verdadera estatua de Morazán», Audiencias inesperadas, 1 octubre 2011 <http://audienciasinesperadas.blogspot.com/2011/10/la-verdadera-estatua-de-morazan.html> En línea 1 mayo 2012.
4 Augusto Monterroso, Los buscadores de oro (México, D.F.: Alfaguara, 1993), pp. 109-10.
5 Gabriel García Márquez, «La soledad de América Latina» [Discurso de aceptación del Premio Nobel 1982] <http://sololiteratura.com/ggm/marquezdislasoledad.htm> En línea 1 mayo 2012.
6 Mt 27:57-66; 28:11-15; Ro 6:4; 1Ts 4:13-17
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