«Cuando la Argentina despertó al Dream Team»

14 jul 2021

«Había una vez un equipo invencible. Tan grandes eran sus figuras que desde que jugadores de la NBA integraron sus filas, fueron conocidos como el Dream Team, “el Equipo de los Sueños”.

»No era para menos —escribe el periodista Pablo Lisotto del diario La Nación de Argentina—. En los textos que ratifican su existencia se asegura que Michael Jordan, Earvin “Magic” Johnson, Larry Bird, Scottie Pippen, Charles Barkley y Karl Malone, entre otros próceres del básquetbol estadounidense, compartieron plantel en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde se colgaron el oro prácticamente antes de comenzar a competir. La lucha, en suelo catalán, fue por la plata y el bronce.

»Cuenta la leyenda que desde su debut estelar el 21 de septiembre de 1991, ese equipo de monstruos encadenó un invicto aplastante de 58 partidos y se colgó tres oros olímpicos (al del ´92 le sumó Atlanta 1996 y Sydney 2000).

»Sin embargo, hubo un momento en [que] los relojes se detuvieron, las rotativas se pararon [y] la historia se reescribió.... Ocurrió el 4 de septiembre de 2002, en el Mundial de Indianápolis....

»De un lado, un más que digno plantel de Estados Unidos. Sin Kobe Bryant ni Shaquille O´Neal, es verdad, pero con Reggie Miller, Paul Pierce, Jermaine O´Neal y varios más, listos para defender con uñas y dientes el invicto y alzar otra copa ante su gente. Del otro [lado], un grupo de argentinos que empezó a creérsela en el momento y lugar indicados, y que estaban encabezados por Luis Scola, Fabricio Oberto, Emanuel Ginóbili, Hugo Sconocchini y Andrés Nocioni, entre otros.

»Ambos equipos integraban el grupo F de la segunda fase, y llegaron al choque invictos: cinco jugados y cinco ganados hasta ahí. El que perdía jugaba en cuartos de final contra Yugoslavia, gran favorito junto a los locales.

»“Ese partido contra el Dream Team lo jugamos con una tensión y una adrenalina constantes. Porque estás frente a un rival al que nunca nadie le había ganado antes. Llevaban 58 partidos invictos. Vos en un momento estás 18 o 16 arriba y decís constantemente: `Nos van a remontar, nos van a remontar´—.... recordó... Emanuel Ginóbili [diez años después]—.... Hasta que no terminó ese partido, todos pensábamos que nos iban a ganar.”

»Los Estados Unidos volvieron a perder casi enseguida, ante Yugoslavia, y debieron conformarse con el sexto puesto en “su” mundial. Y cayeron otra vez ante la Argentina, dos años después, en las [semifinales] de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

»Pero “el” partido que generó un antes y un después en la historia del básquetbol moderno fue aquel del 4 de septiembre de 2002, cuando la Argentina le ganó al Dream Team por 87 a 80 y le pegó el primer cachetazo de su vida.»1

Hay una gran lección que nos conviene aprender de ese partido histórico que rememora Lisotto. Procede del apóstol Pablo, y se aplica tanto a los dos equipos como a nosotros en particular, ya sea que nos consideremos invencibles o vulnerables, destinados a ganar o destinados a perder: Olvidando lo que queda atrás, esforcémonos por alcanzar lo que está delante, pero no sólo una meta terrenal, sino el premio celestial que Dios nos ofrece.2


1 Pablo Lisotto, «Cuando la Argentina despertó al Dream Team de un cachetazo», La Nación, canchallena, Cancha Retro, 4 septiembre 2012 <http://canchallena.lanacion.com.ar/ 1504995-cuando-la-argentina-desperto-al-dream-team-de-un-cachetazo> En línea 29 enero 2016.
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