«Su abuela lo aplaudió desde el cielo»

4 ago 2020

Una de las imágenes más emotivas que dejaron los Juegos Olímpicos de Londres 2012 fueron las lágrimas de Félix Sánchez tras ganar su segunda medalla de oro en los 400 metros con vallas. Con el oro que había obtenido ocho años atrás en Atenas 2004, le había dado a la República Dominicana la primera medalla dorada de la historia. Y este segundo título, a los treinta y cuatro años de edad, lo convertía en el atleta más viejo que ganara esa prueba.

Tras cruzar la meta, cayó de rodillas, lloró y besó con ternura una foto de él con su abuela que llevaba dentro de su traje rojo. «Quería que ella se sintiera orgullosa, y por eso llevo su nombre en mis zapatillas. El día que murió, cuando yo estaba en Pekín, se me rompió el corazón. Es por ello que llevo su fotografía en mi pecho, pegada al corazón», señaló.1

Sánchez se refería al día 15 de agosto de 2008. Horas antes de correr en las eliminatorias de primera tanda de los 400 metros con vallas en los Juegos Olímpicos de Pekín le había llegado por correo electrónico la terrible noticia de que había muerto su abuela materna, Lilián Peña, de setenta años, quien lo había criado. Luego de llorar en su habitación de la Villa Olímpica tras recibir semejante golpe a las siete de la mañana, había competido tan afectado por la noticia que no había podido superar esa primera ronda de eliminación.2

«Este deporte es noventa por ciento mental, y yo no tenía el ánimo», había explicado entonces. Pero se había hecho la promesa de que un día volvería a triunfar, por su «ABUELA», que fue lo que escribió a mano cuatro años después en sus zapatillas fluorescentes.

Nacido en Nueva York, pero criado por su abuela en San Diego, California, a causa del abandono de su progenitor, de niño Félix soñaba con ser beisbolista. Pero durante la adolescencia descubrió no sólo que era veloz, sino que su especialidad eran los 400 metros con vallas. Y ya como licenciado en Psicología de la Universidad del Sur de California (USC) llegó a ser tan especial en esa modalidad que conquistó dos campeonatos mundiales y acumuló una racha de 43 victorias consecutivas antes de subir a lo más alto del podio olímpico por primera vez en Atenas 2004 con la «S» de Supermán y de Sánchez tatuada en el brazo derecho.3

A pesar de las lesiones y de otros obstáculos que afrontó antes de Londres 2012, Súper Sánchez no bajó los brazos sino que se propuso dedicarle el triunfo a su abuela Lilián. «Estoy triste porque ella no está aquí para que pueda vivir este momento conmigo», dijo tras ganar cómodamente su serie en Londres. Y en la ceremonia de entrega de medallas, subió al podio y se quebró en un llanto que conmovió a los ochenta mil espectadores en el Estadio Olímpico. De ahí que en el extremo sur de las Américas el diario La Nación de Argentina concluyera con broche de oro: «Su abuela Lilián Peña lo aplaudió desde el cielo.»4

Quiera Dios que, así como Félix Sánchez se propuso dedicarle el resultado de otro máximo esfuerzo a su querida abuela en el más allá, también nosotros nos propongamos dedicarle nuestros mayores esfuerzos a Dios de modo que Él nos aplauda desde el cielo y nos diga al igual que le dijo a su Hijo Jesucristo: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo.»5


1 José Luis Sánchez Pando, «Las emotivas imágenes del triunfo de ‘Súper Félix’», Vívelo Hoy, Deportes <http://www.vivelohoy.com/deportes/8122298/ las-emotivas-imagenes-del-triunfo-de-super-felix> En línea 1 marzo 2016.
2 «El eterno Félix Sánchez y la emotiva dedicatoria a su abuela», La Nación, canchallena, Juegos Olímpicos, 7 agosto 2012 <http://canchallena.lanacion.com.ar/ 1496902-el-eterno-felix-sanchez-y-la-emotiva-dedicatoria-a-su-abuela> En línea 1 marzo 2016.
3 Sánchez Pando
4 «El eterno Félix Sánchez y la emotiva dedicatoria a su abuela»
5 Mr 1:11; Lc 3:22
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