«No la hay mejor en el mundo»

4 sep 2019

(Aniversario de la Carta de Valdivia a Carlos V)

Cuando el conquistador español Pedro de Valdivia llegó al valle del río Mapocho, usó el peñón como un punto de reconocimiento y mirador, y lo bautizó como Santa Lucía porque era el 13 de diciembre, día de Santa Lucía de Siracusa. Dos meses después, el 12 de febrero de 1541, fundó allí mismo la ciudad de Santiago de Nueva Extremadura, que llegaría a ser la capital de Chile.

En la ladera sur del cerro Santa Lucía hay un monumento que consiste en una piedra de dos metros de altura labrada con un párrafo extractado del texto de la carta que envió don Pedro al emperador Carlos V el 4 de septiembre de 1545. Valdivia comienza la carta constatando que han pasado ya cinco años desde que llegó «de las provincias del Perú con provisiones del marqués y gobernador don Francisco Pizarro a conquistar y poblar éstas de la Nueva Extremadura, llamadas primero Chile», y en el párrafo grabado en el monumento describe, con lujo de detalles, aquella nueva tierra:

«... y para que haga saber a los mercaderes y gentes que se quisieren venir a avecindar, que vengan, porque esta tierra es tal que, para poder vivir en ella y perpetuarse, no la hay mejor en el mundo: lo digo porque es muy llana, sanísima, de mucho contento; tiene cuatro meses de invierno no más, que en ellos, si no es cuando hace cuarto la luna, que llueve un día o dos, todos los demás hacen tan lindos soles que no hay para qué llegarse al fuego. El verano es tan templado y corren tan deleitosos aires, que todo el día se puede el hombre andar al sol, que no le es importuno. Es la más abundante de pastos y sementeras, y para darse todo género de ganado y plantas que se puede pintar; mucha y muy linda madera para hacer casas, infinidad otra de leña para el servicio de ellas, y las minas riquísimas de oro; y toda la tierra está llena de ello, y dondequiera que quisieren sacarlo, allí hallarán en qué sembrar y con qué edificar, y agua, leña y yerba para sus ganados, que parece la crió Dios a posta para poderlo tener todo a la mano.»1

¡Con razón que este monumento histórico se yergue orgulloso en el corazón de Santiago!

Al hacer semejante descripción, tal vez don Pedro haya estado pensando en el informe que rindieron los doce líderes que Moisés había enviado a explorar la tierra de Canaán. Éstos volvieron con uvas, granadas e higos como muestra de los frutos que encontraron, y confirmaron lo que Dios le había dicho a Moisés: que en esa tierra abundaban la leche y la miel. Sin embargo, entre los doce líderes, Valdivia sólo hubiera podido identificarse con Josué y Caleb. Es que esos dos fueron los únicos que lograron conquistar aquella tierra porque no sólo públicamente dijeron que era «increíblemente buena», sino que también reconocieron que, si bien el Señor quería entregársela a todos, era necesario que Él se agradara de ellos para que lograran entrar en ella.2 Más vale que nosotros determinemos, como Josué y Caleb, que vamos a agradar al Señor, para así hacer también nuestro el cielo nuevo y la tierra nueva que nos ha prometido.3


1 Wikipedia, s.v. «Cerro Santa Lucía» <http://es.wikipedia.org/wiki/Cerro_Santa_Luc%C3%ADa>, En línea 7 enero 2015>; Cartas de Pedro de Valdivia, «Carta al Emperador Carlos V, 4 de septiembre de 1545» <http://www.historia.uchile.cl/CDA/fh_article/0,1389, SCID%253D11303%2526ISID%253D405%2526PRT%253D11300%2526JNID%253D12,00.html> En línea 15 octubre 2014.
2 Nm 13-14; Ex 3:8,17; 13:4
3 Is 65-66; 2P 3:13-14; Ap 21
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