«¡Nací en el infierno!»

20 sep 2018

En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue:

«Llega una al punto de no saber qué está bien o que está mal. Al oír sus mensajes, yo veía un mundo posible en donde Dios es amor y todo el que ama a Dios es un ser humano nuevo, o por lo menos eso hacen creer.

»Yo nací en una familia cristiana... que se supone que su vida cambió al conocer a Dios.... Pero en los veintiocho años que tengo no he visto ningún cambio... ¿Cómo puedo creer en Dios cuando veo que mis padres son cristianos, pero no [en el trato] conmigo? Yo creo que Dios es amor, pero no veo ese amor en mis padres.... ¡Creo que, en vez de haber nacido en un hogar, nací en el infierno!»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimada amiga:

»Tiene usted toda la razón. Dios, nuestro Padre celestial, es amor, y se supone que todos los que dicen ser hijos suyos son seres humanos nuevos. Dios envió a su único Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz a fin de pagar el castigo que nosotros merecemos por nuestros pecados. Quienes deciden aceptar y seguir a Cristo van cambiando poco a poco. Se debe a que el Espíritu Santo, la tercera persona en la familia de Dios, viene a vivir dentro de nosotros. A medida que oramos y escuchamos a Dios hablándonos por medio de la Biblia, el Espíritu Santo nos cambia desde adentro hacia afuera.

»¿Entonces por qué no fueron cambiados sus padres? ¿Por qué a todos los demás les dieron la impresión de ser cristianos, mientras que usted sabía por experiencia personal que ellos en realidad no lo eran? ... ¿Por qué hay hipócritas, que dicen una cosa, pero hacen otra muy diferente? ... ¿Por qué hay personas en las iglesias en todas partes que pretenden ser algo que no son?

»... El solo hecho de entrar en una juguetería no es prueba de que uno tiene hijos. A todo el mundo se le permite entrar, y no sólo a las personas que tienen hijos. Así mismo, a todos se les permite entrar en una iglesia cristiana, aun cuando algunas de las personas no tengan una auténtica relación con Cristo.

»Su niñez fue una tragedia. ¡Cuánto siento que usted haya sufrido esa experiencia! Sin embargo, no se debió a que Dios decidiera que usted llevara esa vida. Fueron sus padres quienes decidieron cada día permitir o no permitir que el Espíritu Santo los cambiara. Ellos decidieron no orar personalmente y no buscar la voluntad de Dios mediante la lectura de la Biblia. Y decidieron no permitir que el Espíritu Santo los llenara del amor de Dios.

»Usted no está condenada a seguir el ejemplo de sus padres. Sí puede ser cambiada. Y sí puede experimentar el amor de Dios. Le pedimos a Dios que así sea.»

Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 509.

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