«A los cinco años de edad fui violado»

18 nov 2017

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Mi caso se remonta a mi niñez. A los cinco años de edad fui violado en muchas ocasiones, día tras día, por quizás un año.... Cada vez que lo recuerdo, me llena de culpa, amargura e impotencia de no poder hacer nada.... Le pido [a Dios que] borre eso de mi mente, pero la acusación... siempre está en mi mente.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»¡Cuánto sentimos que haya tenido que soportar esas horribles experiencias en su niñez! ... Ciertas cosas que usted dice indican que en sus memorias ha influido el haber sufrido ese trauma desde la perspectiva de un niño de cinco años. (Usted no menciona la edad del abusador, así que vamos a referirnos a él o a ella como un adulto, a pesar de que comprendemos que pudo haber sido un niño mayor o un adolescente.) ... Los niños de cinco años no tienen la culpa de la conducta de los adultos en su vida. Y sin embargo usted siente tanto la culpa como la condenación. Esos sentimientos de culpa y de condenación no provienen de Dios.

»Los niños nunca jamás son responsables cuando los adultos abusan sexualmente de ellos. Los niños siempre son las víctimas. Sin embargo, los adultos que abusan de ellos no quieren que se descubra su conducta malvada, así que con frecuencia convencen a sus víctimas infantiles que mantengan en secreto el abuso... [y les echan] la culpa...

... Como un niño de cinco años, usted llegó a creer que la culpa de lo sucedido la tenía usted. Pero esos sentimientos estaban basados en una mentira. Y la culpa y la condenación que siente hoy aún proceden de esa mentira....

»El apóstol Pablo enseñó: “Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.”1 Esta enseñanza nos da a entender que Cristo no nos condena ni siquiera cuando pecamos y tenemos la culpa de esos pecados. De hecho, en lugar de condenarnos, Él murió en la cruz para pagar el castigo de nuestros pecados. Cuando aceptamos el sacrificio que Él hizo y le pedimos que nos perdone, Él nos perdona, tal como nos prometió que lo haría.

»Así que recuerde esto: La condenación que usted siente no proviene de Dios. La culpa que siente está basada en una mentira. Usted no necesita pedir perdón por las cosas que un adulto malvado le hizo hace tanto tiempo. Y cuando esas memorias horribles vuelvan a atormentarlo, pídale a Dios que lo ayude a distinguir la verdad de las mentiras.»

Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 330.


1 Ro 8:1
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