«Un locutor, un nuevo nombre y un nuevo formato»

2 may 2024

(Antevíspera del Aniversario de Diamante de Un Mensaje a la Conciencia y Natalicio de Juan Bueno)

«Una fresca mañana de [abril] de 1964, dos hombres se bajaron de un... Ford Falcon rojo en el estacionamiento de la YSU, una de las radioemisoras preferidas por los salvadoreños.... El director de programación... los había llamado, el día anterior, para convocarlos a una reunión [sobre] los bajos índices de audiencia del programa “La Iglesia [del Aire]”, que duraba 15 minutos y que se transmitía a las 6 y 45 de la mañana de lunes a sábado desde 1955....

»El programa [era de] Pablo Finkenbinder, [hombre visionario que] había llegado a El Salvador en 1942... y [que] tiempo después sería conocido universalmente como “El Hermano Pablo”.... Quien lo acompañaba era el pastor Juan Bueno, quien había llegado a El Salvador apenas en 1961.... El Hermano Pablo, veinte años mayor, era una especie de guía para Juan en El Salvador....

»Luego de que ambos se presentaran ante el recién nombrado director de programación... entraron en materia.... [Raúl Monzón] era uno de los mejores locutores de la edad de oro de la radiodifusión salvadoreña... [pero] el Hermano Pablo apenas [lo] conocía.

»—Su programa, Hermano Pablo —expresó... Monzón—, comenzó muy bien en cuanto a audiencia, incluso aumentó con el tiempo; pero en los últimos años... ha perdido oyentes, según nuestros estudios.... [Lo] he escuchado... varias veces... [y] es bueno. Se lo digo yo, que no soy [seguidor de Cristo]. Pero ¡dura 15 minutos! Y... se transmite muy temprano por la mañana. Con todo respeto le pregunto: ¿Qué mundano y pecador como yo va a querer escuchar un monólogo tan largo sobre Dios a esa hora...? ... Por eso le recomiendo que lo haga... de sólo 3 ó 4 minutos.... Tiene que ser corto pero contundente, interesante, impactante y hacer que la gente quiera seguir escuchándolo siempre.... Ah, y otra cosa: el [nombre del programa] no dice nada....

»—¿Qué sugiere usted entonces?

»—Un buen nombre podría ser: «Un mensaje a la conciencia»... y ya.

»... Al Hermano Pablo le gustó.

»—¿Qué [piensas], Juan? — [le] preguntó a su compañero.

»—A mí me gusta. Suena bien —[respondió] Juan....

»De vuelta en el auto, Juan Bueno le expresó al Hermano Pablo que el nombre del programa, ya pensándolo bien, era magnífico. Además sonaba muy sugestivo en la voz de aquel locutor.

»—Así es nuestro Dios. Un locutor que se declara ateo acaba de bautizar nuestro programa con un nuevo nombre y un nuevo formato —comentó con una sonrisa [el Hermano Pablo].»1

Y así lo relatan los escritores salvadoreños Marvin Galeas y Carlos Clará en su libro sobre Juan Bueno que cuenta la historia de los Liceos Cristianos en su país, titulado Sólo quedaban tres, publicado en el año 2021. Y así, ya pasadas seis décadas, aquella voz de Raúl Monzón, años después de su muerte y la del Hermano Pablo, seguiría presentando «Un Mensaje a la Conciencia» y así llamando la atención del mundo hispanohablante a fin de que llegara a conocer personalmente a Jesucristo como el único y suficiente Salvador del mundo.2


1 Marvin Galeas y Carlos Clará, Sólo quedaban tres: El encuentro entre el Pastor Bueno y el niño vendedor de periódicos (San Salvador: Editorial Cinco, 2021), pp. 17-27.
2 Jn 14:6; Hch 4:12; Ro 10:13; 1Ti 2:5; Tit 3:4-7
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