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En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Mi esposa no tolera mucho que yo sea amoroso. Sin embargo, a mí me encanta estar con ella y con nuestras dos hijas.... »En lo personal, valoro mucho tener relaciones íntimas con mi esposa, pero ella casi siempre está cansada, le duele la cabeza o simplemente me dice que debo esperar.... Soy seguidor de Cristo, y amo a mi esposa.... Pero siento que en la relación estoy dando más de lo que recibo. »Por ejemplo, ella suele salir al menos una vez al mes con sus amigas.... Yo, en cambio, no salgo con mis amigos porque prefiero quedarme cuidando a nuestras hijas.... ¿Qué puedo hacer para equilibrar la balanza desde mi punto de vista?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »... Es admirable que usted reconozca que su punto de vista es probablemente diferente al de su esposa. Y es sabio de su parte que admita que los dos puntos de vista son igualmente válidos. »Con relación al tiempo que pasa su esposa con las amigas, el hacerlo una vez al mes nos parece muy provechoso. Las mujeres, especialmente las madres, necesitan conversar con otras que son como ellas. Les sirve recordar que todas tienen dificultades y retos parecidos. De hecho, por esa misma razón le aconsejamos que también usted pase tiempo con sus amigos cada mes. »En cuanto a la intimidad, Dios creó a los hombres y a las mujeres de modo que fueran diferentes en muchos aspectos. Esa es, por supuesto, una generalización, pero las madres suelen gastar todas sus energías en el cuidado de sus hijos, y con frecuencia tienen muy poca energía de sobra para sus esposos. Para las mujeres, la intimidad física es como un postre; hay algo en su cerebro que les dice que no pueden disfrutarlo sino hasta después de terminar de comer la carne y el arroz. En este caso, la carne y el arroz son el cuidado de los hijos y el aseo de la casa. »Por otra parte, Dios creó a los hombres con la capacidad de compartimentar. Casi todos los hombres pueden hacer a un lado sus preocupaciones por sus hijos y por el hogar cuando quieren concentrarse en la intimidad. La mayoría de las mujeres no pueden hacer eso, aunque sea lo que se ve en las películas. Así que cuando el hombre comienza a mostrar afecto, la mujer en seguida piensa en todo lo que falta por hacer antes de poder corresponder al afecto, y por eso parece mostrarse indiferente. »Le recomendamos que haga la prueba de lavar los platos después de la cena, de doblar y guardar la ropa lavada, y de ayudar a los hijos con sus tareas escolares y con lo demás que deben hacer antes de acostarse. No se concentre tanto en lo mucho que está haciendo usted sino en lo mucho que está aliviando la carga de su esposa. Cuando ella vea que a usted de veras le importa todo lo que ella tiene que hacer, sentirá más afecto por usted. Y si la ayuda sin esperar nada a cambio, ella se dará cuenta, y es probable que le quede algo de energía para usted.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 875. |
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