2 feb 2019

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«Un último encuentro con ella»
por Carlos Rey

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Hace aproximadamente un año estuve en adulterio con una mujer casada. Terminó esa relación por convicción mía, pero seguimos teniendo contacto en pláticas y cenas del grupo de amigos. Mi esposa se dio cuenta cerca de seis meses después, y estuvimos al punto del divorcio; pero me perdonó, y corté abruptamente la relación con la mujer y el grupo de amigos que teníamos....

»Esta semana tuve el sentimiento de que debo hablar con esa mujer y disculparme por todo lo malo que hice.... ¿Es correcto que tenga un último encuentro con ella para pedirle perdón y despedirme? No tengo intenciones de volver a adulterar jamás.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»¡Qué declaración la que hace usted! Así como millones de personas han dicho, o han pensado sin decirlo en voz alta, usted dice: “No tengo intenciones de volver a adulterar jamás.” Esas personas, al igual que usted, han aprendido de sus errores y han determinado que no vale la pena correr tales riesgos....

»Hay muchas razones por las que la gente comete adulterio sin tener la intención de hacerlo, pero vamos a enfocarnos en una sola: el riesgo calculado. Su pregunta en cuanto a si debe tener un último encuentro con la mujer es una ilustración cabal del riesgo calculado. Piensa que tiene una buena razón para verse con ella y que ahora es inmune al adulterio....

»Toda persona casada que decide asistir a una actividad social o frecuentar bares o clubes nocturnos sin su cónyuge está así mismo corriendo un riesgo calculado. Sabe que habrá personas del sexo opuesto en busca de compañía o de una relación. Y si hay bebidas alcohólicas de por medio, disminuyen las inhibiciones de los que beben y se multiplica cada vez más el riesgo de que haga lo que no tenía la intención de hacer.

»Para quienes no tienen la intención de cometer adulterio, otro comportamiento arriesgado es mantener secreta toda reunión o comunicación, tal como mensajes de texto o en las redes sociales, de modo que el cónyuge no sepa lo que está ocurriendo. Los secretos, dondequiera que se guarden, presentan un riesgo considerable.

»Es bueno que usted quiera pedirle a la mujer que lo perdone. Jesucristo y los apóstoles enseñaron acerca de la importancia del perdón. Sin embargo, en este caso usted debe pedirle perdón a Dios y no a la mujer. Jesús murió en la cruz a fin de pagar el castigo eterno de todos nuestros pecados, así que pídale a Dios en el nombre de Cristo su Hijo que lo perdone por lo que usted ha hecho. Luego lea la Biblia para aprender a ser un hombre íntegro, y lleve a su familia a congregarse en una iglesia donde los asistentes viven y se conducen conforme a los principios bíblicos.

»¡Manténgase alejado de toda conducta arriesgada!»

Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 394.