26 ago 13

imprimir
«La brújula de Jerusalén»
por Carlos Rey

Históricamente, la brújula es una caja que tiene una aguja magnética que, al girar sobre un eje, señala el norte magnético. Ya que el saber qué dirección es norte sirve de punto de referencia para determinar los demás puntos cardinales en la superficie terrestre, la brújula magnética llegó a ser un instrumento indispensable para los navegantes, los topógrafos, los guías y los exploradores del pasado. Su aguja imantada los orientaba a todos por igual, ayudándolos a encontrar y a mantener el rumbo.

Al pensar en lo útil que era que la brújula magnética apuntara siempre en una dirección septentrional, es decir, hacia el norte, a Moshe Ashin, un judío ortodoxo, se le ocurrió que sería muy útil también que hubiera una brújula que siempre apuntara en una dirección espiritual, por ejemplo, hacia Jerusalén, considerada la ciudad más santa del mundo. Así que Ashin dio a conocer que había desarrollado un sistema de recalibración que mantiene la aguja de la brújula señalando constantemente en dirección a Jerusalén desde cualquier parte del mundo. Según su propia declaración, inventó «La brújula de Jerusalén» inspirado por Dios mismo, con la esperanza de que sirviera de recordatorio visual de lo que la Biblia dice acerca de esa ciudad.1

Es que, en el Salmo 122, el rey David anima a su pueblo a que ore por la paz de Jerusalén. «Pidamos por la paz de Jerusalén —dice el salmista—: “Que vivan en paz los que te aman. Que haya paz dentro de tus murallas”.... ¡Deseo que tengas paz!»2

No hay ciudad alguna a la que no le convendría que todo el mundo orara por ella para que tuviera paz. Pero tal vez Jerusalén sea la ciudad que más la necesite. ¿Acaso hay otra ciudad de la que pueda decirse que se han librado guerras por ella, siglo tras siglo, a lo largo de cuatro mil años? Lo triste es que seguirá habiendo guerras en torno a ella, no sólo a causa de las religiones universales en conflicto que la consideran su ciudad santa, sino porque la Biblia dice que así ha de ser.

Pero la Biblia no se limita a pronosticar conflictos bélicos ni plagas universales ni hecatombes naturales, como alegan algunos. Al contrario, lo que motiva a sus inspirados autores a hacer tales pronósticos es que no sólo sirven de advertencia sino también de prólogo para establecer la urgencia de encontrar una salida. De ahí que le dediquen tanto espacio a presentar el plan de Dios. Pues Dios, en su infinita misericordia, siempre se ha interesado en proveer un refugio para cada tormenta, un indulto para cada pecado, un remedio para cada mal, y una solución para cada problema que afronta el ser humano.

De modo que la función más valiosa que pudiera llegar a cumplir «La brújula de Jerusalén», si funcionara correctamente, no es sólo recordarnos lo que la Biblia dice acerca de Jerusalén, sino recordarnos que la Biblia misma, que apunta siempre hacia Dios, es la brújula indispensable para todos los que buscamos a Dios, tanto para los que deseamos acercarnos más a Él como para los que hemos perdido nuestro rumbo.


1 «Construyen una brújula que señala siempre a Jerusalén», CBN News, Jerusalén, Acpress.net, 4 abril 2007.
2 Sal 122:6,7,8