|
|||||||||
La siguiente parodia política del Salmo 23 se basa en la revisión de 1960 de la respetada traducción de Casiodoro de Reina revisada por Cipriano de Valera. No se trata de rebajar el texto sagrado ni de profanarlo, sino de poner de relieve lo mucho que ese texto sigue influyendo en nuestra cultura. El autor, que es desconocido, se vale del recurso literario de la imitación burlesca para hacernos ver a la inversa, con sus indirectas, el mensaje del salmista David. Así, de forma atrevida, refuerza las palabras de David en el Salmo 20, que dice: «Éstos confían en sus carros de guerra, aquéllos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios.»1 Esta es, entonces, la parodia política del Salmo 23, con la cual su autor critica los sistemas políticos que son fruto de los designios humanos: El señor presidente es mi pastor; en nada me ayudará. Tal vez el único modo de hacer justicia, no sólo al texto original sino también al que se identifica con las palabras de esta parodia, es recitar el Salmo 23 según la traducción de la Nueva Versión Internacional en el español que hablamos en la actualidad. Dice así: El Señor es mi pastor, nada me falta; Aun si voy por valles tenebrosos, Dispones ante mí un banquete La bondad y el amor me seguirán El mensaje central del salmo es «porque tú estás a mi lado». Esto no debe extrañarnos, pues el tema «Dios con nosotros» es el hilo que une el texto sagrado de principio a fin. Si de veras queremos que Dios nos acompañe para que nos vaya bien ahora y para siempre, más vale que reconozcamos como nuestro Pastor al Señor de señores y Rey de reyes. Lo cierto es que nunca ha habido ni habrá jamás presidente alguno que se le pueda comparar. |
|||||||||
|
|||||||||