Un esposo que no promete ser fiel

12 abr 2018

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

«Mi esposo y yo hemos tenido muchas dificultades.... [Ha estado] incontrolable. [Por mucho tiempo me ha mentido y] me ha sido infiel, y sólo quiere estar en la calle con sus amigos y sabrá Dios en qué más. Ahora, [pasados más de ocho años de matrimonio,] me dice que nuestra relación nunca ha funcionado [y] que si deseo seguir tengo que entender que él es joven y que no me va a prometer que no me va a engañar....

»Él está decidido a separarse. Creo que mi problema para tener hijos es lo que lo tiene más cansado. Sólo espero que todo se arregle y que Dios me dé ese hijo que tanto deseo.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimada amiga:

»... A pesar de que su marido es un pésimo esposo y probablemente sería un pésimo padre, usted quiere que Dios le dé un hijo con semejante hombre. Usted desea tener un hijo que tendría que crecer con un padre inmaduro e irresponsable y sin duda ausente. Ese hijo sufriría tal y como usted está sufriendo actualmente. ¿Es eso lo que le desea a su hijo?

»¡Le rogamos que no insista en tener un hijo con este hombre! Con eso está arriesgando su propia salud. Él ha sido infiel, y bien pudiera transmitirle una enfermedad grave o hasta incurable.

»Usted está perdiendo el tiempo con su esposo. Él quiere desprenderse de usted, así que déjelo que se vaya. Según la enseñanza de Jesucristo, la infidelidad del impenitente es una causa que justifica el divorcio.1 Si su esposo estuviera arrepentido y no quisiera volver a serle infiel, la animaríamos a que se quedara con él y tratara de mejorar su matrimonio. Pero él no está arrepentido, y no tiene planes de cambiar. De modo que usted está poniendo su propia salud y su futuro en peligro al seguir con él.

»Su situación es un ejemplo perfecto de la razón por la que a veces Dios nos niega lo que le pedimos. Usted, al igual que muchas mujeres, piensa que un hijo la amaría y satisfaría las necesidades urgentes que tiene. [Lamentablemente, por lo general tales mujeres] se convierten en madres solas, y los hijos se crían con un enorme vacío en su vida. Lea los Casos 381, 376 y 216 en www.conciencia.net para saber lo que les sucedió a otras mujeres que nos han pedido consejo en una situación parecida.

»Según el apóstol Pablo, cuando amamos a Dios y confiamos en Él, y lo seguimos, podemos tener la confianza de que Dios dispondrá todas las cosas para nuestro bien.2 Es hora de que usted vuelva a comenzar y de que, esta vez, le pida a Dios que la guíe y la ayude.»

Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 486.


1 Mt 19:9
2 Ro 8:28
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