12 ene 2019

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«¿Quién podrá amarme?»
por Carlos Rey

En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

«Tengo treinta años. Este año ha sido muy difícil. En realidad, toda mi vida lo ha sido.... Sufrí de abusos desde muy pequeña, el abuso sexual por parte de un familiar hasta los quince años.

»Desde que tengo razón, viví una vida mala y sucia.... Siento que soy indigna. Pienso: ¿Quién podrá amarme? Me siento mal porque tengo malos deseos. Estoy confundida. ¡Hoy tuve tantas ganas de quitarme la vida! ... He buscado en Internet formas de suicidio rápido. ¡Me estoy deprimiendo tanto!

»Me he alejado de Dios en mi corazón. Siempre lo he visto tan distante. Trato de orar, pero me cuesta creer. Me siento atrapada, y me falta la fe.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimada amiga:

»Nos entristece mucho lo que usted ha sufrido, a la vez que nos enoja pensar en la persona que abusó de usted y le robó su niñez. Los estudios médicos han demostrado que el abuso sexual a temprana edad altera por completo el desarrollo psicológico y emocional del niño. Además, para sobrevivir, el niño tiene que aprender a arreglárselas por sí solo, y eso contribuye a que le sea más difícil en el futuro cultivar relaciones estrechas con los demás. Los efectos dañinos pueden durar toda la vida.

»Lo primero que necesita saber es que usted no tiene la culpa de nada de eso. Usted es la víctima. Aun cuando a la postre haya cooperado con el familiar que abusó de usted, o lo haya mantenido en secreto, de todos modos usted no es culpable. Cuando sucedió, usted era una niña. No tuvo la culpa de nada....

»Usted necesita con urgencia buscar un grupo de apoyo de personas que también han sido víctimas de abuso sexual. Comience por consultar a una doctora en medicina. Cuéntele acerca de su depresión y de los pensamientos de suicidio. Infórmele del abuso, y pídale que la ayude a buscar un grupo de apoyo. Cuando se reúna y se comunique regularmente con otras víctimas, empezará a salir del laberinto de confusión en que ha estado.

»Es obvio que tiene fe y que cree en Dios, o no hubiera optado por contarnos su caso. No importa que no pueda “sentir” a Dios ahora mismo; eso a Él no lo ofende. El abuso que usted sufrió no la está apartando de Dios, ya que no fue culpa suya ni fue ningún pecado que usted cometió. Sin embargo, al igual que todos nosotros, usted ha pecado de otras maneras, y eso sí la separa de Dios. ¡Pero es fácil arreglarlo! Juan el apóstol escribió: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.”1 Confiese sus pecados y pídale a Dios que se mantenga cerca de usted. Pídale que la ayude, la fortalezca y le dé sabiduría. Él está esperando que lo llame.»

Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 391.


1 1Jn 1:9