10 oct 2018

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de nuestro puño y letra
«Los autobuses en México»
por Carlos Rey

Esta es la cuarta entrega del diario del escritor cubano Luis Bernal Lumpuy, en el que narra su viaje por tierra desde Costa Rica hasta los Estados Unidos de América en marzo del 2007:

«El sistema de autobuses de México, y me refiero a los autobuses de viajes largos, es uno de los mejores del mundo.... Ayer viajé en dos de ellos, y mañana tomaré el último, en mi viaje a Matamoros....

»Todos, sin excepción, tienen aire acondicionado, y también monitores de video, en los que pasan películas.... Cuando todos los pasajeros están sentados y ya se pone en marcha el vehículo, se ve en la pantalla unos dibujos animados que piden a los viajeros que se ajusten el cinturón de seguridad que tienen en sus asientos....

»En algunos países, después que se compra el boleto hay que jugársela en una fila en la que muchos se cuelan. Nunca el pasajero tiene seguridad de un asiento. En cambio, en los autobuses de viajes largos en México cada pasajero tiene su asiento reservado.

»Además, en México los empleados que cargan el equipaje lo hacen con gusto y sin maltratarlo.... Son dignas de elogio la limpieza y la pulcritud con que mantienen cada vehículo.

»Al igual que esos autobuses, las autopistas de México también son excelentes, como las de los países más desarrollados. Digo esto para aclarar, ya que tal vez algunos piensen que se trata de carreteras de segunda clase.

»Por último, creo que muchas estaciones de autobuses de México son un modelo digno de imitar.... El año pasado viajé por la costa oeste, y vi estaciones envidiables, como la de Guadalajara y la de Puebla, entre otras. La de Veracruz en el este es también muy buena, mucho mejor que las que he visto en algunos otros países.

»He dicho esto... para recordarles a mis amigos que no han tenido la oportunidad de aprovechar el servicio de autobuses mexicanos... que en México hay muchas cosas buenas, entre ellas el transporte de pasajeros por carretera.

»A veces las discriminaciones y los prejuicios se producen por desconocimiento. Estas observaciones han tenido el propósito simplemente de hacernos pensar en que hay otros pueblos y otras personas que tienen tantos o más valores que nosotros. Y lo digo porque tanto en América Latina como en el resto del mundo hay muchos con grandes prejuicios.»1

¡Qué refrescante es recibir un informe favorable y hasta halagüeño acerca de uno de nuestros países iberoamericanos con relación a un tema que por lo regular sólo inspira comentarios críticos! ¿Acaso no tiene cada cual un largo repertorio de malas experiencias sufridas a causa de lo pésimo del transporte público en su país de origen? Y sin embargo Bernal Lumpuy se vale de esta ocasión para llevar a la práctica, como debiéramos hacerlo todos con mucha más frecuencia, el siguiente consejo del apóstol Pablo a sus amigos en la ciudad de Filipos:

«Por último... consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído... y el Dios de paz estará con ustedes.»2


1 Luis Bernal Lumpuy, «Los autobuses en México», artículo inédito enviado al autor por correo electrónico a modo de archivo adjunto, 24 marzo 2007, publicado en 2010 por Luis Bernal Lumpuy como uno de los capítulos de su libro Crónicas breves de un viajero cualquiera, p. 29.
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