4 jul 2018

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de nuestro puño y letra
«El delito de haber triunfado»
por Carlos Rey

Su padre jugó con los clubes mexicanos de fútbol Asturias y Atlante. A la edad de catorce años, superdotado con esos genes paternos, ya militaba en la selección olímpica de México y había saboreado el triunfo en la copa CONCACAF. A los dieciocho años, ganaba con su equipo el Campeonato de la Liga jugando por las divisiones inferiores de la UNAM, primero en la historia de los Pumas. A los veinte, ya se había coronado como el máximo goleador del campeonato de fútbol mexicano, con 26 anotaciones. Posteriormente repetiría la hazaña cinco veces más en España, una con el Atlético de Madrid y cuatro con el Real Madrid.

Entre otras marcas, Hugo Sánchez Márquez se convirtió en el jugador extranjero con más goles anotados en la Liga Española, más goles marcados en una sola temporada (38 tantos), y más goles anotados esa misma temporada que los demás goleadores de todas las ligas europeas, por lo que recibió el premio la Bota de Oro. Considerado uno de los mejores jugadores de su país de todos los tiempos, fue elegido como el mejor futbolista de América del Norte y de América Central del siglo veinte.

Hugo Sánchez jugó con la selección nacional mexicana en 75 ocasiones, anotando un total de 46 goles. El gol más importante lo marcó en el Estadio Azteca durante el mundial de fútbol México 1986, con el cual su equipo derrotó a la selección de Bélgica.

En 1976, Hugo participó en los Juegos Olímpicos de Montreal, en los que su hermana, que participó como gimnasta, le enseñó la famosa voltereta con la que celebraría todos sus goles. Tales conquistas le han merecido grandes encomios, como el de Horacio Scagliotti de Univisión Online, quien lo califica como «un verdadero mito que colmó de prestigio al balompié de la nación azteca».1 Pero sus triunfos también han dado pie a que se le critique con severidad. A esa crítica la condena en verso el renombrado actor y escritor Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, en los siguientes términos:

¡Hugo Sánchez, ten cuidado!
Oculta, si te es posible,
que cometiste el horrible
delito de haber triunfado.
¿Por qué glosar tu pecado
de forma tan insolente,
sabiendo perfectamente
que en este país bendito
destacar es un delito
que no perdona la gente?

Por favor, Hugo, desiste
de incrementar esa cuenta
de goles que representa
para muchos algo triste.
Y no importa si lo hiciste
de chilena, de bolea,
media vuelta o lo que sea.
¿No ves que por cada gol
un cronista de futbol
agoniza de diarrea?2

Al igual que los críticos de Hugo Sánchez, Saúl, rey de Israel, se niega a reconocer las dotes del joven David. Es más, trata de matarlo por el mero delito de haber triunfado éste sobre el gigante Goliat. Pero Saúl recapacita luego de que David le perdona la vida. «¡Bendito seas, hijo mío! —le dice Saúl a David—. Tú harás grandes cosas, y en todo triunfarás.»3 Si de veras queremos que Dios nos bendiga, más vale que pongamos en práctica esas palabras, bendiciendo al prójimo y deseándole numerosos triunfos en todo.


1 Horacio Scagliotti, «Hugo Sánchez, gol con acento mexicano: Hugo Sánchez, el pentapichichi», Univisión Online  <http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=68829> En línea 12 enero 2006.
2 Roberto Gómez Bolaños, ... y también poemas, «Hugo Sánchez» (México, D.F.: Suma de Letras, 2003), p. 37.
3 1S 26:24‑25