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(25 de noviembre: Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer)
Este imaginario relato póstumo escrito a modo de poema en 1991 por Allen «Two Trees» Dowdell, casado con una mujer que fue víctima de maltrato a manos de su marido anterior, nos obliga a encarar los innumerables casos de mujeres que aún en el siglo veintiuno se dejan maltratar y no le ponen fin a la violencia por el miedo que le tienen a su agresor. Tales casos son pruebas contundentes de un flagelo social tan grave que un anuncio de interés público auspiciado por el gobierno colombiano, televisado a fines del año 2004, sostenía que todos los días en Colombia una de cada seis mujeres era víctima de maltrato y no lo denunciaba. El anuncio presentaba a una mujer disfrazada de mimo que, al quitarse el maquillaje, mostraba las marcas de los golpes que había sufrido en el rostro. Gracias a Dios, toda víctima de semejante violencia puede acudir a Él con la confianza no sólo de que comprende su dolor, sino también de que tiene poder para darle la fuerza necesaria para abandonar al victimario y buscar ayuda profesional. Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo para que sufriera en carne propia el maltrato a manos de crueles verdugos, y así pudiera identificarse con nosotros, interceder por nosotros y ofrecernos a cada uno su ayuda oportuna en toda circunstancia adversa de la vida. |
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