«La venganza de la esclava»

1 dic 2016

(Víspera del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud)

«Don Francisco Rodríguez de Rivas, maestre de campo de los reales ejércitos, corregidor de Riobamba, en el antiguo reino de Quito, tomó posesión de la presidencia de la Capitanía General de Centro América el día 4 de octubre de 1716.... Cuando don Francisco empezó a requerir de amores a doña Rosa, ésta... [ordenó] a su esclava Agar el mayor secreto en... llevar y traer... razones y flores.... Agar era una negra... alta, airosa.... [distinguida].... De reina [en África Agar] vino a ser esclava en América....

Cuando Agar [le] presentó [al presidente] el primer recado de su ama, los dos temblaron.... Joven aún..., don Francisco había leído el Cantar de los Cantares y creyó estar viendo a la Sulamita de Salomón....

»—¡Agar!... —dijo el hombre—.... Te amo....

»—... Soy reina,... blanco; [pero] la hija del sol africano es tuya. Júrame no unirte a otra mujer....

»—Lo juro. Agar.

»—Rooth, el dios de los nubios, es vengativo con los perjuros —dijo la negra arrojándose en los brazos del blanco....

»[Pero fue] doña Rosa [la que] se casó... con el señor don Francisco Rodríguez de Rivas.

»Agar.... pensaba en su venganza....

»Seis meses habían pasado desde la noche de la boda.... [cuando] la esclava le [dijo a su ama] con aire distraído, estando asomadas a un balcón:

»—¿No os parece que es agradable ese joven?... Se dice que es el más elegante caballero de Guatemala....

»[Doña] Rosa [respondió]:

»—¡Qué hermoso es!...

»—Señora —le [dijo] Agar—, ese joven es mucho más hermoso que vuestro marido; pero vuestro Dios manda amar al hombre propio únicamente....

»La esclava fue al joven y le dijo lo que había sucedido....

»Un día... [en que don Francisco estaba de] viaje,... la esclava... le dice [a la esposa]:

»—[Aquel joven] ya vendrá....

»—[El] joven se presenta al dintel. Elegante, soberbio..., [ve] a su amada desde la puerta....

»[Se desmaya] la esposa, [la toma] en sus brazos el apasionado joven y desaparece por la puerta de la alcoba con su dulce carga. Agar los mira entrar y se ríe como un demonio....

»Camino de Quetzaltenango, [al] señor presidente... un hombre le sale al camino:

»—Tomad, señor —le dice.

»“Tu mujer te falta en estos momentos”, dice el condenado papel....

»De vuelta [a casa a toda prisa],... [don Francisco]... llega a la puerta de la alcoba: allí está Agar tendida de través, guardando la puerta....

»—¿Qué haces, esclava?

»Agar, [empuñando el vaso de veneno que acaba de tomar,] hace un esfuerzo y [le responde]:

»—Infamia por infamia: ya lo veis, guardo vuestra deshonra....

»Por fin... el caballero... [logra penetrar] en la alcoba, [pero] allí [ya] no [hay] nadie. Los amantes se [han] escapado..., [y] la esclava [está] muerta, con los ojos abiertos que [lo miran].»1

Quiera Dios que aprendamos la moraleja de este trágico cuento del reconocido escritor salvadoreño Francisco Gavidia que Agar, la reina esclava, le cita a su ama: que nuestro Dios manda que los cónyuges se amen mutua y exclusivamente, es decir, que no cometan adulterio ni codicien el cónyuge del prójimo. Pues si cumplimos sus mandamientos, Dios nos promete que siempre nos irá bien, disfrutaremos de larga vida y podremos dormir sin temor alguno.2


1 Francisco Gavidia, Cuentos y narraciones (San Salvador: Concultura, 1996), pp. 56‑60.
2 Éx 20:14,17; Dt 5:18,21,28; 6:1-3,16,24; 10:13; 12:28; Lv 26:3,6
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