San Juan Bautista y Puerto Rico

24 jun 2015

(Día de San Juan Bautista)

«Cuando Cristóbal Colón desembarcó en la isla que ahora se llama Puerto Rico, encontró que las riquezas del puerto al que llegaba tenían alguna relación con Juan el Bautista, y bautizó la isla como San Juan Bautista de Puerto Rico.... El padre Miguel Meléndez de la parroquia de San Miguel en Flushing, Nueva York, y profesor adjunto de la universidad Saint John's University, opina... [que se debe a] “la costumbre [de] darles nombres de santos a los lugares descubiertos por los exploradores españoles”....

»[De ahí que] la fiesta de San Juan Bautista [sea] una celebración nacional en Puerto Rico, aunque no se [reconozca] como día feriado.... Prácticamente en masa, [cada 24 de junio] el pueblo entero se dirige a la playa a la medianoche o un poco antes para la celebración de San Juan Bautista. En verdad, hay [un ambiente] de fiesta, pero también [se observa] una seriedad ritual. Los bañistas entran al océano andando de espaldas y salen del agua por lo menos tres veces. Esta acción puede simbolizar un renacer, pero la gente de la localidad cree que tiene más que ver con el exorcismo del mal o de las energías negativas.

»La celebración no se practica exclusivamente en la isla. Ha [cruzado] el Atlántico, y también la celebraban, en el pasado, los puertorriqueños de Nueva York, o nuyoricans, en la Isla de Randall en El Bronx, y en la actualidad, en el Parque Central.

»¿Quién fue Juan el Bautista? San Juan tiene una historia trágica en los Evangelios. Juan el Bautista era primo de Jesucristo. [Presuntamente] nació seis meses antes que Cristo, el 24 de junio, que es el día de su fiesta. Su nacimiento fue [prácticamente] un milagro, porque su madre, Santa Isabel, nunca había tenido hijos y se suponía que fuese estéril. Ella dio a luz a Juan luego de haber entrado en la menopausia.

»Cuando Juan creció, se convirtió en un profeta que anunciaba la llegada de su primo. Popularizó la práctica de bautizar a sus seguidores sumergiéndolos en agua, y así bautizó a Jesús en el río Jordán. Sin embargo, se granjeó la enemistad del rey Herodes [Antipas]... cuando [lo] criticó...  por casarse con [Herodías,] la mujer de su hermano, mientras éste aún vivía.

»Herodes celebraba una gran fiesta en la cual su sobrina, Salomé, bailó “una danza muy alegre”... [y] quedó tan complacido por su actuación que le dijo a Salomé que podía pedirle cualquier cosa. Luego de consultar con [Herodías] su madre, [Salomé] le pidió [al rey] la cabeza de Juan el Bautista. El rey le concedió su deseo, presentándole la cabeza del Bautista en una bandeja.»1

Así explica la fiesta de San Juan Bautista y da a conocer sus antecedentes históricos la escritora Valerie Menard, directora de la revista nacional Hispanic y ex directora ejecutiva de La Prensa, periódico bilingüe que se edita en Austin, Texas, en los Estados Unidos de América. ¡Quiera Dios que durante esta celebración nuestro pueblo iberoamericano reconozca que el sacramento cristiano del bautismo simboliza, como dice San Pablo, que «fuimos sepultados con [Cristo] en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva»!2


1 Valerie Menard, ¡Celebremos! Las fiestas de México, Cuba y Puerto Rico, y su vigencia en los Estados Unidos (Nueva York: Random House Español, 2002), pp. 64-66.
2 Ro 6:4
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